Apenas fue ungida como aspirante de la alianza Por la CDMX al Frente, Alejandra Barrales recibió el primer ataque de su rival Claudia Sheinbaum, que entre otras cosas la acusó de “no tener ideas propias”.
Tras esbozar algunas propuestas de su posible gobierno para la CDMX, Barrales fue acusada de “pirata” y de no tener la capacidad de pensar por sí misma. ¿De veras?
Porque a Barrales la pueden acusar de todo menos de tonta. Lleva mucha cancha recorrida y ha mostrado gran habilidad no sólo para sobrevivir a los fracasos, sino para reinventarse y caer siempre para arriba.
Quien sí carece de ideas propias es Sheinbaum, pues todo mundo ve el papel de muñeca de ventrílocuo que juega.
Cuando entró a la política en 2000, la sacaron de su cubículo universitario para que se hiciera cargo del Medio Ambiente en la capital. Su papel más relevante fue pintar de gris y no de verde la ciudad con los dobles pisos.
No fue su idea, pero tenía que obedecer a “ya saben quién”.
Tras un fugaz papel como coordinadora de las adelitas, que vestidas de revolucionarias se tiraban en las calles para bloquearlas en protesta contra la “Presidencia ilegítima” de Felipe Calderón. Tampoco fue su idea.
En 2015 salió de su retiro en la UNAM para ser delegada en Tlalpan. No fue su idea, como tampoco la de anotarse para la CDMX, pero recibió la orden de “ya saben quién” y fue bendecida por el dedo divino de la candidatura, que necesitaba unaJuanita de confianza.
Es candidata, pero no pudo meter candidatos propios a las listas de Morena ni elegir a sus asesores de campaña. Le ordenan cuándo callar y cuándo hablar y obedece porque sabe que no sería nadie sin el manto de “ya saben quién”.
Por sí misma, Claudia no ganaría ni una elección de manzana, pues sus eventos son más aburridos que los partidos del Necaxa. Carece de discurso, de presencia y de ángel; le pesa que la vean como la impuesta y que dependa en absoluto de la imagen de su jefe.
No tiene autorizado hablar por su cuenta, sobre todo
después de las pifias cometidas al querer zafarse de la
tragedia del Colegio Rébsamen, donde no le pueden fincar responsabilidad por las muertes de los niños, pero qué mala pata tiene.
Primero se le había muerto una niña de 12 años por deficiencias en un plantel que ella construyó; después el derrumbe del Rébsamen tras el sismo, donde salieron a relucir permisos chuecos en el gobierno de sus hoy colaboradores Maricela Contreras y Carlos Hernández Mirón.
Si eso fuera poco, dio el espaldarazo a Francisco Chiguil como aspirante en la GAM, a pesar de ser culpado por padres de familia de la muerte de una decena de adolescentes en el antro News Divine, que como delegado dejó operar ilegalmente. El tema la persigue.
Sin ideas propias y con la sal encima, Claudia se atreve todavía a acusar a Alejandra de ser incapaz de pensar por ella misma… el burro estaría hablando de orejas.
CENTAVITOS… El que tres diputados locales quieran manejar más de siete mil millones de pesos para la reconstrucción de la CDMX tiene más ciencia de la que le quiere ver Jorge Romero. A principio de semana el panista señaló que no tenía ninguna ciencia entender el agandalle en la ALDF; ayer Miguel Ángel Mancera le dijo que era ilegal y que el organismo debe revisar el asunto. Lo que no tiene ciencia es pronosticar que el negocio de Romero y sus compinches sufrirá mermas. Y ni modo, aunque sea diputado por segunda vez, nunca es tarde para estudiar algo de leyes… sobre todo que supuestamente él las hace.
http://www.excelsior.com.mx/opinion/adrian-rueda/2018/02/01/1217417
