Fue en 2011 cuando la Cámara de Diputados aprobó una reforma en materia electoral para tratar de frenar, de una vez por todas, que los partidos políticos burlaran la paridad de género denigrando a las mujeres en el Poder Legislativo.
Esa reforma intentaba prohibir la figura de las llamadas “Juanitas”, es decir aquellas legisladoras que postulan ma nosamente los partidos políticos para que, poco después de asumir el cargo, cedan sus lugares a sus suplentes que en todos los casos son hombres. Una expresión más del machismo que tanto agravia a las mujeres y nos denigra como sociedad.
El caso se reeditó hace unos días, en Chiapas, cuando más de 40 mujeres que obtuvieron cargos de elección popular en los comicios locales del pasado 1 de julio, entre alcaldías y diputaciones locales, empezaron a renunciar para darle paso a hombres en esos escaños, bajo la presión de líderes de sus partidos, fundamentalmente del PVEM, pero también del PANAL y del PRI, al igual que de los partidos locales Chiapas Unido y Podemos Mover a Chiapas.
El hecho provocó una respuesta de rechazo unánime en San Lázaro.
Diputados de todas las fracciones ahí representadas se unieran en causa común, bajo el argumento esgrimido en tribuna de que “los derechos de las mujeres no tienen filiación política”.
El caso tomó relevancia política nacional y, dado que las mujeres son originarias de Chiapas, fue “bautizado” con el sobrenombre de “Manuelitas”, en alusión a Manuel Velasco, el único gobernador senador simultáneamente, que ha sido además su propio sustituto.
Al subir el tema a la tribuna, las mujeres chiapanecas recibieron un respaldo absoluto, particularmente las legisladoras que salieron en su defensa en la sesión del martes 11 de septiembre pasado en la Cámara baja.
Fue una reacción generalizada, quienes subieron a tribuna para respaldar a sus compañeras en el discurso y ostentado pancartas con consignas como #NoSinMujeres, #NoSinLegisladoras o #NoMasJuanitas.
Acto seguido, por arrasadora unanimidad se aprobó una iniciativa ejemplar para respetar la paridad de género, en la que se exhorta a todos los partidos políticos a no incurrir en simulaciones, así como a respetar y hacer respetar la voluntad popular.
Fue a través de un punto de acuerdo de urgente y obvia resolución, aprobado por unanimidad, que se propuso penalizar la violencia política contra las mujeres o, como lo plantearon las diputadas en tribuna, haciendo un llamado enérgico a “no hacer más simulaciones, ni torcer más la Constitución, porque las mujeres en México, y particularmente en Chiapas, vamos a exigir que se cumpla la paridad de género”.
En el Senado también se solicitó al INE y al Instituto de Elecciones y Participación Ciudadana de Chiapas iniciar procedimientos sancionadores por violaciones graves y sistemáticas, en el caso de las “Manuelitas”, por parte del PVEM y se le aplique una sanción que incluso pueda llegar hasta la pérdida de registro como partido político nacional y local.
Los legisladores no sólo actuaron coyunturalmente en favor de las “Manuelitas”, también exigieron garantizar la paridad de género en éste y en cualquier otro proceso electoral por venir, demandando incluso aplicar la pena máxima a los institutos políticos que vuelvan a intentar coartar los derechos de las mujeres.
La violencia de género, en la política y en todos los ámbitos de la vida cotidiana, debe ser erradicada si queremos vivir en un país más justo, civilizado y democrático.
