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CRIANDO CUERVOS / Un inventario incompleto

La cantidad de autos sigue creciendo y ello es causa de que el desarrollo del transporte público no ha sido lo suficientemente rápido ni eficiente para los ciudadanos.

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Javier Ramírez

La semana pasada, la Secretaría del Medio Ambiente del Gobierno de la Ciudad de México presentó la actualización bianual del Inventario de Emisiones, esta vez correspondiente al 2016.

Es un documento que, según las autoridades ambientales, permite conocer y localizar las fuentes emisoras y generadoras de contaminantes de la atmósfera, así como el tipo y cantidad de cada uno de ellos.

Los resultados de estos estudios sirven para que las autoridades diseñen estrategias de políticas públicas encaminadas a mejorar la calidad de aire que respiran, no sólo los capitalinos, sino todos aquellos que habitan la zona metropolitana del Valle de México.

Es encomiable que se haya actualizado también el modelo de emisiones del transporte a las condiciones locales de flota y movilidad de la Ciudad.

Según la dependencia, ahora se consideran datos específicos como volúmenes de tránsito, aforos vehiculares y la medición de emisiones de vehículos en circulación.

Y aunque pequeño, se da el primer paso para tener una medición realmente metropolitana con la inclusión del municipio de Tizayuca, en Hidalgo, en el catálogo de contaminantes.

Falta, y es urgente, incluir muchos municipios más, entre ellos por supuesto Tula, por la cantidad de contaminantes que genera y que son arrastrados hasta la Capital.

Ahora se tiene precisión en cuanto a las emisiones por vehículos en la Ciudad de México, donde según el Inventario transitan 2.3 millones de unidades, de las cuales el 71% es de autos de uso particular.

Cada uno de ellos emite un promedio anual de cuatro toneladas de dióxido de carbono equivalente, así como 7.65 kilogramos de Compuestos Orgánicos Volátiles y 8.2 kilogramos de óxidos de nitrógeno, que son precursores de ozono.

Son datos que pueden resultar de mucha utilidad; sin embargo, hay que aclarar que esos son los autos registrados y con placa emitida en la capital, porque si se toma como base la metrópoli completa, el número de vehículos se ubica en 5.7 millones de unidades.

La cantidad de autos sigue creciendo y ello es causa de que el desarrollo del transporte público no ha sido lo suficientemente rápido ni eficiente para que los ciudadanos prefieran, al menos algunos días a las semana, dejar sus unidades en casa.

El Inventario de Emisiones también hace referencia al metano, del cual se sabe su fuente es en su mayoría de desechos urbanos.

Y sobresale que no se haya hecho ninguna referencia al Bordo Poniente, el mayor emisor de gas metano que se tiene o se tuvo en la Capital durante muchos años, y considerado en su momento como el más grande pasivo ambiental de la Ciudad.

Esto da cuenta del fracaso rotundo que tuvo el gobierno que encabezó Miguel Ángel Mancera Espinosa, para lograr que en esos terrenos se instalara una planta generadora de energía eléctrica a través del aprovechamiento del gas metano que emanaba de las millones de toneladas de residuos sólidos enterrados en el lugar.

Pero el reporte de la Secretaría de Medio Ambiente apenas refiere en un párrafo que de acuerdo a los registros de emisiones de los últimos años, en la Capital han comenzado a estabilizarse las emisiones de estos compuestos.

Calculan que en dos años haya una reducción significativa gracias al fortalecimiento de estrategias de des-carbonización del transporte, introducción de nuevas y mejores tecnologías vehiculares, así como el uso de energías renovables y la gestión de residuos urbanos.

Pero se estabilizarán, porque el Bordo Poniente ya contaminó todo lo que pudo y no hay más metano que pueda seguir escapando a la atmósfera, no tanto por las políticas y estrategias que tanto gustan ensalzar las autoridades.

Y por último, en un apartado del Inventario de Emisiones se ocupan de las fuentes de competencia federal, y destacan el “aporte significativo” de óxido de nitrógeno, dióxido de azufre y de monóxido de carbono por el actual aeropuerto capitalino.

Habrá que esperar más estudios para conocer con precisión si es que el verdadero ecocidio atribuible a una terminal aérea se ha estado cometiendo en la Ciudad de México, durante décadas, y que haría ver muy menor al que aseguran se hubiese cometido en Texcoco.

Lo nuestro es la #política en la #CDMX; si en verdad te late la grilla chilanga en las redes, visita nuestra página: https://elinfluyente.mx

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