El crimen está allí,
cubierto de hojas de periódicos,
con televisores, con radios, con banderas olímpicas.
El aire denso, inmóvil,
el terror, la ignomania.
Alrededor las voces, el tránsito, la vida.
Y el crimen está allí.
Fragmento del poema Tlatelolco 68 de Jaime Sabines
Nashieli Ramírez Hernández
No se puede entender el reconocimiento y goce de los derechos civiles, políticos, sociales, culturales que hoy en día disfrutamos sin honrar la lucha social generada en la década de los sesentas y movimientos consecuentes, sin cada una de las personas que lucharon por nosotros en el 68.
1968, año que está en la memoria colectiva por la represión del movimiento estudiantil, sin embargo, año en el que la población sentó las bases de la democracia y el inicio de la lucha por los derechos humanos en nuestro país; por las vidas que se perdieron en la lucha y a quienes honramos y que gracias a ellas, cincuenta años después, podemos disfrutar de libertades y alzar las voces y salir a las calles para reivindicar luchas para la consolidación de nuestros derechos.
Como lo refiere Alain Touraine “1968 cambió nuestra relación con nosotros mismos, nuestra construcción de una vida cultural y en particular, nuestra relación con la sexualidad”, porque lo ocurrido en México no fue un movimiento aislado de estudiantes en diversos países- jóvenes del mayo francés, norteamericanos opuestos a la Guerra de Vietnam, y movimientos en Holanda, Alemania, Italia, Uruguay y Brasil- protestaban en el mismo sentido, rechazando el autoritarismo, la intolerancia y las normas rígidas e inflexibles de las estructuras gubernamentales, educativas y sociales que predominaban y coartaban la libertad, sobre todo de las y los jóvenes.
El libro Asalto al cielo: lo que no se ha dicho del 68, reconstruye de manera integral el movimiento de las y los jóvenes de los años sesenta, y hace evidente la paradoja que aun en estos días vivimos, en que persisten actos que atentan contra la libertad de expresión y la libre manifestación, por ello la importancia de esfuerzos colectivos para promover la memoria histórica como lo es sin duda este trabajo que no solo observa las lamentables y dolorosas acciones orquestadas el 2 de octubre en contra del movimiento estudiantil, sino que observa a sus protagonistas quiénes eran, cómo fue su vida, cómo era el entorno cultural, social y político.
Asalto al cielo, un trabajo colectivo coordinado por el sociólogo Enrique Condés y editado por la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, es un título tan elocuente que nos recuerda a 50 años de conmemoración del 68, la capacidad de organización de la juventud estudiantil que se atrevió a romper con un “mundo tan aburrido opresivo y anacrónico para sus vidas” como lo relata en las páginas Joel Ortega Juárez, quien fuera estudiante de economía de la UNAM en aquel momento.
Asimismo, refleja una factura de las estructuras de poder patriarcales heredada por generaciones, que sólo consideraba el papel y el trabajo de la mujer en el ámbito del hogar y en la esfera de lo privado, las mujeres también fueron protagonistas de este movimiento, buscaban también su libertad y romper los paradigmas existentes.
Como lo relata Esmeralda Reynosa, quien fuera representante de la Escuela Nacional Preparatoria 1, “una generación de mujeres jóvenes que pasaron de bajar la vista cuando sus padres las regañaban a la ventar la frente ante los jaloneos de policías o las palabras infames de los soldados; a sostener la mirada ante el agente del ministerio público o recomponer su figura ante las agresiones de los judiciales durante el interrogatorio.
Este libro, no solo nos da información, al leerlo nos hace partícipes, porque nos lleva a entender lo que significa lo colectivo; es el relato de la forma en que una generación que ante un Estado represor que se oponía al diálogo y se negaba a solucionar las demandas justas de sus estudiantes, hizo valer sus derechos a la libre manifestación y a la libertad de expresión, apropiándose del espacio público, dando su vida por ello.
Por ello, la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal, reconoció y honró a sus autores y a su coordinador, quienes a 50 años del movimiento, han tenido que luchar de nuevo contra la intolerancia cuando al ya tener el libro impreso en el marco de la conmemoración del movimiento del 68, su distribución fue prohibida en un aparente acto de censura del rector de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), al negarse a repartirla entre su propia comunidad estudiantil.
Como lo dice el propio Enrique Condés Lara, en su prólogo: “No triunfó la revolución social y política que deseaban los estudiantes, pero sí cambios de consideración en las costumbres, las maneras de pensar y los valores en los hábitos diarios y en estructuras tan importantes como la educativa y la familiar, que permiten hablar de una revolución cultural, no por silenciosa y serena, menos real.”
