Jorge del Villar
Recientemente se ha puesto de moda el análisis económico de todo. En las universidades más prestigiosas del mundo se estudia desde “análisis económico del derecho” hasta “análisis económico de la filosofía”. ¡Debería también de existir la disciplina del “análisis económico del sexo”! De acuerdo a uno de los más trascendentes científicos del Siglo XX, Sigmund Freud: el sexo literalmente rige nuestras vidas.
El “análisis económico del sexo” estudiaría de dónde proviene la verdadera satisfacción que se obtiene de la sexualidad. ¿Qué tanto del placer proviene de la fisiología y qué tanto proviene del significado que le otorgamos? Mucha gente tiene sexo (con todo y orgasmo) y al día siguiente se siente de la tostada. Gente con bajo nivel de conciencia, puede tener una relación sexual, no sentir nada placentero pero obtener satisfacción a partir de presumirlo con sus colegas. Para gente con mayor nivel de conciencia, la significación que le otorgan al coito puede representar la fusión total con otro ser.
Otra rama del “análisis económico del sexo”, podría dedicarse al estudio del acto sexual bajo el influjo de sustancias tóxicas. Esta rama sería muy útil, incluso para prevenir muertes. Mucha gente consume alcohol para desinhibirse. Sin embargo, en el momento clave, pierden la erección y para colmo, al regresar a sus casas, se accidentan. Malas elecciones económicas.
Esto es uno de los grandes problemas que tiene la ciencia económica moderna o “neoliberalismo”. Se asume que la gente siempre sabe lo que más le conviene, bajo cualquier circunstancia. Esto acarrea una problema ontológico. ¿Sabemos como humanidad lo que más nos conviene? Estamos literalmente acabando con nuestro planeta pues tenemos una actitud sumamente individualista.
Adam Smith, padre de la Economía aseveró que el ser humano es egoísta por naturaleza y que actuar egoístamente es lo que más le conviene a la sociedad en general. Yo aseguro que efectivamente el hombre de nuestra época, sí es egoísta, mas no por naturaleza, sino por condicionamiento educativo y cultural.
Hay infinidad de naciones, a lo largo de la historia universal y a lo ancho del mundo que tienen y han tenido una cosmovisión de la existencia humana no individualista sino colectiva. Dentro del mismo territorio mexicano, hoy en día hay miles de pueblos originarios que tienen una cultura intrínseca opuesta a lo que el neoliberalismo afirma. Conciben y cuidan los bienes de la colectividad, como si fuesen propios. En infinidad de poblados, hay un Mayordomo que arregla todos los asuntos de la comunidad sin cobrar. Todos los integrantes del pueblo tienen “faenas”: construir, colar, pavimentar, sembrar, barrer, limpiar, pintar, que realizan también sin cobrar. Pero claro, Adam Smith, padre de la economía moderna nunca visitó estos lugares. Su viaje más intrépido fue de Escocia a Oxford a caballo. La única vez que Adam Smith salió fuera de la Gran Bretaña, fue al país vecino, Francia.
La principal afirmación de la teoría neoliberal es errónea: el ser humano no es egoísta por naturaleza. Es egoísta porque es resultado de una cultura helénico- romana en donde el individuo se coloca a sí mismo como el centro del universo y en donde siente que puede utilizar todos los recursos no renovables para su satisfacción inmediata. Y ahí radica el problema.
Además del “análisis económico del sexo”, se tendría que estudiar el análisis económico de la ciencia económica, aunque suene paradójico,. ¿Qué tan útil resulta decirle a la humanidad que es egoísta por naturaleza?
Independientemente que fuese cierto, lo cual yo no creo; la rama de la psicología ha comprobado científicamente, que establecer calificativos determina el comportamiento. Si a un niño le dices que es tonto, va a terminar haciendo tonterías; si a un niño le dices que es malo, va a terminar haciendo maldades. A la humanidad se le ha dicho que es egoísta y ha llegado a unos niveles de egoísmo inmensurables.
