Jorge Samuel del Villar
La tierra y sus frutos históricamente se han vinculado con la sexualidad humana. Las flores de la pintora Georgia O’ Keeffe tienen una evidente referencia vaginal. De los registros artísticos más antiguos que se tienen, de hace 5 mil años, sobreviven figurillas de terracota, representando a mujeres con senos protuberantes y vulvas vaginales bien marcadas. En culturas tan alejadas, como la civilización de Harappa, en el actual territorio de la India; en el arte cicládico en el actual territorio Griego; o en Mesopotamia, actual Irak; se encuentra la presencia de estas “deidades” vinculadas a la agricultura. Los frutos que la tierra nos da, en todas las tradiciones religiosas, incluyendo la Judeo-Cristiana, se han considerado sagrados.
Lamentablemente, los frutos de la tierra, los hemos sustituido por chatarra química. Y lo peor de todo, los niños se están intoxicando con ella. Hace 3 sexenios ya, los entonces secretarios de Educación, Alonso Lujambio y de Salud, José Ángel Córdova, lanzaron los lineamientos para prohibir la chatarra en las escuelas. La industria de la chatarra los doblegó. Al igual que siempre, hoy la chatarra se sigue vendiendo en las escuelas. Los intereses monetarios de la industria chatarra han prevalecido sexenio tras sexenio. La 4T se ha caracterizado por tomar decisiones drásticas y tajantes. Valdría bien utilizar esta determinación para temas que lo requieren como la prohibición de una vez por todas de la chatarra en las escuelas, con sanciones reales para quien lo incumpla.
Víctor Suárez Carrera es el subsecretario de autosuficiencia alimentaria de la 4T. Su trabajo es promover los productos agrícolas mexicanos. Una triste realidad es que la falta de demanda de comida mexicana sana; expulsa a millones de mexicanos de la tierra a la que pertenecen. Con pequeños programas y buenas intenciones no se va a lograr nada. Se tiene que crear una demanda masiva para los productos sanos que la tierra mexicana produce.
El amaranto es un ejemplo y una excelente solución nutricional. Tiene alto contenido de aminoácidos para generar las proteínas que generan los tejidos de nuestro cuerpo; tiene energía no proveniente de harinas refinadas y tiene fibra. También son altamente nutritivos: la chía, el cacahuate, el ajonjolí, los chapulines y todo tipo de semillas secas. En los supermercados más exclusivos de EU y Europa, estos productos (aztecas por antonomasia) se venden como botanas chic. Para colmo, empresarios estadounidenses del programa televisivo “Shark Tank”, ya hasta la venta internacional de chapulines nos ganaron.
¿De dónde se puede sacar la demanda masiva de productos agrícolas mexicanos sanos, para que los pequeños productores no terminen de braceros, de franeleros o de narcomenudistas? La solución está precisamente: ¡en las escuelas! Las escuelas públicas y privadas representan la cadena comercial ¡más grande del país! Si en las escuelas de verdad se prohibiera vender chatarra y se ofrecieran botanas ricas y saludables; se resolverían dos de los grandes problemas que amenazan a nuestra nación. 1. México dejaría de ser el país con mayor obesidad infantil del mundo 2. Se abriría un mercado gigantesco en donde los productores mexicanos pudiesen vender sus alimentos nutritivos.
El subsecretario de autosuficiencia alimentaria Víctor Suárez Carrera es el funcionario indicado para convocar a Esteban Moctezuma Barragán, Secretario de Educación y a Jorge Alcocer Varela, Secretario de Salud para implementar la prohibición definitiva de chatarra en las escuelas.
Así como recordamos a las civilizaciones de hace 5,000 años con las figurillas femeninas de terracota; a nosotros nos recordarán por las envolturas plastificadas de chatarra. . . claro, eso si nuestra civilización sobrevive la mentalidad actual de la humanidad.
