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POLÍGRAFO POLÍTICO / Faltan políticos a Sheinbaum

A estas alturas del gobierno, los funcionarios no acaban de entender que no es con buena fe y acuerdos en el escritorio como van a poner orden en la ciudad, al menos momentáneamente.

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Carla María Petrella

A Claudia Sheinbaum y a su gabinete le hacen falta auténticos políticos que puedan tejer los acuerdos necesarios y poner en orden a todos aquellos grupos de poder que se han apropiado de la ciudad generando caos.

Si hacemos un análisis del gabinete de la jefa de gobierno encontramos muchos maestros y doctores, muchos expertos y estudiosos en el extranjero que tienen todo el conocimiento académico pero poca malicia a la hora de sentarse a negociar con ambulantes, vagoneros, sindicatos, transportistas y todos los poderes informales que existen en la ciudad.

A estas alturas del gobierno, los funcionarios no acaban de entender que no es con buena fe y acuerdos en el escritorio como van a poner orden en la ciudad, al menos momentáneamente.

Para hablar y acordar con todos esos sectores se requiere mano dura, no ingenua, y ahí están fallando los funcionarios que acompañan a la jefa de gobierno, tal vez porque en muchos casos el perfil de esos personajes es bueno en la academia o para fungir como mandos de nivel medio en el gobierno… pero nada más.

Quizá por eso el enojo y mal carácter de la gobernante parece permanente. De que Sheinbaum se levanta temprano para asistir a sus gabinetes de seguridad no hay ninguna duda, pues eso se refleja ya en su rostro cansado; pero que ello se traduzca en orden y un gobierno eficiente simplemente no sucede. La corrupción y el desorden no se van a resolver con decretos y declaraciones.

Lo vemos diariamente con los policías, a quienes la jefa de gobierno no se cansa de advertir que los sancionará si no ponen fin a sus prácticas corruptas, pero la realidad es que los guardianes del orden están desatados, tanto los agentes de tránsito como los ex granaderos que hoy vigilan las calles. Con la entrada en vigor de las nuevas disposiciones del Reglamento de Tránsito, hasta de a dos en dos abordan a cada automovilista para “sancionarlo”.

En el caso de los franeleros en la Condesa y la Roma la situación es similar: media hora o 45 minutos antes de que se venza el horario de los parquímetros, estos personajes y los valet parking de bares y restaurantes se adueñan de los espacios, sin que haya autoridad que ponga cuando menos un poco de orden.

Y ¿qué decir de los ambulantes en el interior de las estaciones del Metro? Sí, esos mismos que aparecieron en la transición del gobierno de Mancera al de  Sheinbaum, y que ciertamente no dejan de multiplicarse. Las autoridades del Metro tienen tantos problemas agolpados sin resolver que por lo visto ni siquiera han abordado el tema.

Otro asunto salido de control es la presencia de ambulantes en el Centro Histórico. Se trata de las mismas personas que más o menos entraron en orden durante la gestión de Marcelo Ebrard como jefe de gobierno y José Ángel Ávila como secretario de Gobierno. Hoy esas mismas personas, junto con las que se manifiestan y reclaman, entorpecen el  paso de transeúntes y autos un día sí y el otro también.

En el caso del transporte, las rutas de microbuses y autobuses están en la misma situación, pues aunque aceptaron un acuerdo con Andrés Lajous, secretario de Movilidad para someterse a verificaciones continuas, éstas parecen de chocolate: nadie dice nada de las placas duplicadas, de que hay puntos de las máquinas que los líderes no aceptan someter a revisión y de los continuos amagos que hacen con marchas y bloqueos.

Ante este panorama la pregunta es ¿dónde están los operadores políticos?, ¿dónde están los asesores que saben cómo, dónde y cuándo presionar a todos esos grupos, para tener a la ciudad en orden? Mientras los nuevos funcionarios no den el salto y aprendan que negocian con auténticas mafias, el orden simplemente no regresará.

¿Dónde está la mano de la secretaria de Gobierno, la maña del Secretario de Movilidad, la firmeza de la titular de Seduvi,  el control del Secretario de Seguridad Ciudadana, la habilidad de la procuradora de justicia? ¿Dónde está, en fin, todo el gabinete? Si los funcionarios no aprenden rápido, el costo político lo pagará en primer lugar la jefa de gobierno, que de seguir las cosas como van, con tantos enojos de la gente y sin soluciones efectivas, se desgastará más rápido de lo que normalmente es de esperarse en una persona que alcanzó el gobierno con una mayoría tan aplastante como ella.

Lo nuestro es la #política en la #CDMX; si en verdad te late la grilla chilanga en las redes, visita nuestra página: https://elinfluyente.mx

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