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TROYA / La insidiosa carta del presidente

El tabasqueño actúa igual que lo hicieron los expresidentes con otros medios, cada uno ha tenido su favorito y de acuerdo con la importancia del medio es la cantidad que se les asigna por concepto de publicidad gubernamental.

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Elena Chávez González

Desde siempre supe que el presidente Andrés Manuel López Obrador tenía una fijación perversa contra los medios de comunicación: los veía, lo ve y los verá como sus enemigos simplemente porque no soporta la crítica hacia su persona y, mucho menos, aguanta que cuestionen sus estrategias, aunque estas sean destructivas para el país y para la sociedad, incluyendo a los que le dieron su voto.

Insidiosamente la oficina de prensa que mal dirige Jesús Ramírez Cuevas hizo publica una lista con el nombre de periodistas que, según ellos, fueron beneficiados con millonaria cantidades de dinero en el gobierno de Enrique Peña Nieto, generando una oleada de linchamiento social en contra de los comunicadores.

No voy a meterme en el asunto de si es verdad o no que los periodistas e intelectuales mencionados, entre ellos Joaquín López Dóriga, Daniel Moreno, Paola Rojas, Enrique Krauze, recibieron las cantidades señaladas en la carta de presidencia, lo que quiero abordar es la acción insana de un presidente de la República por desprestigiar a quienes no piensan como él.

Días atrás utilizó su pulpito para deslizar que un grupo de comunicadores que han sido críticos a su gobierno obtuvieron fondos millonarios de la administración de Peña Nieto, lo que no dijo es que los recursos son por concepto de publicidad, lo que es licito, tanto que el propio López Obrador compró espacios para promover sus programas como Jefe de Gobierno del entonces Distrito Federal.

Al igual que algunos de los periodistas que aparecen en la lista maldita de beneficiarios del peñismo, en su momento fue el periódico La Jornada el favorito por Andrés Manuel López Obrador, no solo porque representaba un diario con ideología de izquierda, sobre todo porque era su comadre, Carmen Lira, la directora de este medio de comunicación.

¿Dónde esta la diferencia? El tabasqueño actúa igual que lo hicieron los expresidentes con otros medios, cada uno ha tenido su favorito y de acuerdo con la importancia del medio es la cantidad que se les asigna por concepto de publicidad gubernamental. ¿Dónde está el delito?

Lo que si es cuestionable es la acción baja y sucia de los subalternos del primer mandatario que so pretexto de que el organismo de transparencia solicitó se hiciera pública la lista de reporteros que han recibido recursos públicos lo hayan hecho sin explicar que los dineros fueron a cambio de publicidad.

El mismo día que aventaron literalmente la lista con los nombres de periodistas a las redes sociales, por la mañana el presidente azuzó el abejero en contra de los medios de comunicación por informar de la grave crisis en la que está el sector salud a consecuencia de la austeridad implementada por su gobierno.

Sin medir las consecuencias de sus palabras, o tal vez con dolo, López Obrador calificó a la prensa de “hampa del periodismo”, a sabiendas de que México ocupa el segundo lugar en el mundo en asesinatos de periodistas.

El jefe del Ejecutivo federal insiste reiteradamente en exponer la vida de los reporteros que tienen la obligación ética de informar a los mexicanos de lo que sucede en su entorno, lo cual molesta sobremanera al señor que despacha en Palacio Nacional porque exhiben sus incongruencias e ineptitudes.

Un estadista en toda la extensión de la palabra se dedica a mejorar las condiciones de vida de sus gobernados, el presidente López Obrador invierte la mayoría de su tiempo en descalificar a medio mundo así sean sus propios colaboradores; pelea con todo aquel que lo cuestione y niega sistemáticamente la crisis económica, social, cultural, política, científica y ahora hasta de salud que le estalla en la cara.

En un tercer episodio contra la prensa, los reporteros que son los más vulnerables y que todos los días asisten a sus conferencias mañaneras trabajan amenazados por el cuerpo de soldados que cuidan Palacio Nacional, les toman fotografías como somo si fueran delincuentes y se les humilla o ofende sin que exista ninguna sanción por parte de presidencia.

¿Hasta dónde quiere estirar la ligar López Obrador? Quizá por miedo algunos medios de comunicación ordenen a sus reporteros suavizar las preguntas al presidente; otros lo harán para no perder el pago de publicidad que deberá hacer el señor de palacio Nacional si quiere que los mexicanos se enteren de sus logros, si es que tiene algunos, pero habrá quienes no callaran por dignidad y en defensa del derecho a la libertad de expresión.

Ahora si que “benditas las redes sociales” porque será a través de ellas como los mexicanos juzgaran al presidente López Obrador en un futuro cercano…

Lo nuestro es la #política en la #CDMX; si en verdad te late la grilla chilanga en las redes, visita nuestra página: https://elinfluyente.mx

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