Connect with us

Influyentes

El doméstico también es trabajo

Este trabajo ha sido históricamente asignado a las mujeres por los estereotipos de género impuestos por la sociedad patriarcal, que fijó la idea de que es una obligación de las mismas, como un rol “natural” y no como un aporte sustancial a la economía familiar que debería repartirse más equitativamente, y que representa una partida importante del presupuesto familiar cuando lo realiza alguna trabajadora doméstica, si es que cobra dignamente, porque la precarización de este sector laboral es muy alto…

Published

on

Diana Sánchez Barrios

Posiblemente, conozcas a varias mujeres de tu familia que se dediquen exclusivamente “a la casa”, y al cuidado de los hijos y abuelos. Desde el desayuno hasta la cena no se detienen, son las primeras en levantarse, las últimas en irse a dormir, y al día siguiente, incluyendo domingos, todo se repite.

Cuando se les pregunta si trabajan, suelen decir que no. Pero eso es falso, porque en realidad, su labor representó, tan solo en 2017, el 23.3 por ciento del Producto Interno Bruto del país, o en cifras más tangibles, representó un total de 5.1 billones de pesos, el equivalente al presupuesto total del gobierno federal para un año entero.

De esa magnitud es la importancia de reconocer este trabajo no remunerado, que a lo largo de décadas ha sido invisibilizado, y hasta menospreciado. El 22 de julio se conmemora el Día Internacional del Trabajo Doméstico, que garantiza el bienestar y el desarrollo de los integrantes de la familia, que generalmente implica la crianza y cuidado, que no es trabajo sencillo y que, sobre todo, funciona como sostén de la sociedad.

Normalmente, escuchamos a las amas de casa estar sufriendo por estirar “el gasto” que les dan sus parejas —y me refiero a mujeres porque ellas representan el 83% de quienes realizan este tipo de trabajo— sin embargo, si calculamos el sueldo que deberían recibir diariamente por unas ocho horas de trabajo, ganarían 668 pesos, de acuerdo con un estudio de la organización Parvada. Pero seguiría faltando el pago por el cuidado a los miembros de la familia, desde bebés, niños, niñas, hasta adolescentes y adultos mayores, más todas las horas extras diarias.

Este trabajo ha sido históricamente asignado a las mujeres por los estereotipos de género impuestos por la sociedad patriarcal, que fijó la idea de que es una obligación de las mismas, como un rol “natural” y no como un aporte sustancial a la economía familiar que debería repartirse más equitativamente, y que representa una partida importante del presupuesto familiar cuando lo realiza alguna trabajadora doméstica, si es que cobra dignamente, porque la precarización de este sector laboral es muy alto:

El Consejo Nacional Para Prevenir la Discriminación (Conapred) contabiliza 2.3 millones de trabajadoras domésticas en el país, de las cuales, el 97 por ciento no tiene seguridad social y el 60 por ciento no tienen vacaciones, lo que nos obliga a repensar el valor que le damos al mismo y las condiciones de abuso que persisten.

Esta naturalización del desequilibrio en las labores del hogar en nuestra sociedad sigue fuertemente arraigada y es responsabilidad de todos deconstruirla. Por eso es importante levantar la voz para corregir esta injusticia que se viene arrastrando desde hace siglos. Debe transformarse la idea hacia una repartición equitativa del trabajo entre los miembros de la familia, bajo un consenso.

Hoy en día, que la mujer ha conquistado espacios que antes le eran negados, como lo son el del ámbito laboral asalariado, no ha podido vencer dichos estereotipos de género, es decir, cada vez más mujeres se incorporan al mercado laboral, pero siguen realizando la gran mayoría de los trabajos domésticos, generando lo que se denomina la “doble jornada”. Mientras ella dedica 38 horas al trabajo doméstico, él solo 13. O, por ejemplo, las hijas le dedican 22 horas, mientras que los hijos, solo 9 en total.

Otro factor muy importante al que mirar son las tareas de crianza, que hasta la fecha es percibido como una tarea de caracter femenino. Es decir, un marido no “ayuda” a cuidar a los hijos, los cuida porque también son suyos, el ejercicio de la paternidad no se limita a proveer, como falsamente nos han hecho creer. Resulta enfático cambiar esta noción porque es la raíz de la brecha salarial entre hombres y mujeres.

Considero que las soluciones tienen que venir por dos vías: por el cambio cultural que debemos generar y por el camino de las políticas públicas con perspectiva de género que deben impulsar los gobiernos para que podamos alcanzar la conciliación laboral.

El cambio cultural vendrá de la mano de la educación, que impulse una nueva generación de mujeres empoderadas y con autonomía económica y hombres conscientes de su responsabilidad en dichas labores domésticas y de crianza y cuidado, generando marcos de convivencia igualitarios.

En cuanto a las políticas públicas, hay varios puntos a atender para impulsar la igualdad sustantiva. Si bien, este año hemos logrado la Ley de Paridad Total que garantiza la paridad de representación en todos los niveles de gobierno, aún falta mucho por hacer.

Esta medida es muy positiva, pero solo para un sector privilegiado de mujeres, pues quienes podrán acceder a los cargos directivos serán profesionistas, lo cual implica una ventaja socioeconómica de privilegio frente a otras mujeres.

Los temas de género e igualdad, desgraciadamente suelen ser una bandera política que se esconde cuando se consiguen los objetivos electorales. Compromiso real del gobierno en estos temas, implicaría garantizar una red sólida de guarderías públicas con estándares de seguridad para nuestros hijos, para que las tareas de crianza no nos impidan nuestro desarrollo profesional y personal,.

También, que se garantice por ley a los hombres permisos de paternidad del mismo plazo que las de maternidad, para incentivar que los padres se hagan cargo de los cuidados de nuestros hijos desde las primeras etapas de vida.

Necesitamos un Estado consciente del desafío que tenemos por delante, que genere el cambio con políticas públicas con perspectiva de género y un presupuesto suficiente. Hechos, no palabras.

Lo nuestro es la #política en la #CDMX; si en verdad te late la grilla chilanga en las redes, visita nuestra página: https://elinfluyente.mx

Continue Reading
Advertisement Article ad code

Los influyentes

Twitter

Facebook

Advertisement Post/page sidebar widget area

Recientes