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Optar entre inconvenientes, dilema de AMLO

Lo del lunes fue un festejo personal del presidente, que aderezó con un festival musical, y una batería de proyectos a medio cumplir, arrancados, puestos en marcha, en ciernes, que están en construcción.

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Arturo Páramo

Esta campaña dejó de ser electoral para convertirse en algo no explorado a la fecha.

El presidente Andrés Manuel López Obrador llenó el Zócalo por enésima ocasión. Es la tercera ocasión desde hace un año -en la celebración de su victoria, en la toma de posesión, y en esta conmemoración de su victoria- con lo que entra en terrenos en los que no hemos estado antes, pues tampoco hay enemigo a la vista contra el que pelear.

Por principio, de cuentas, es una fecha que no está marcada en el calendario cívico como día oficial del Informe, que se entrega ante el Congreso el 1 de septiembre y sabemos de las dificultades que se han registrado desde hace al menos quince años para que esa ceremonia se celebre.

Lo del lunes fue un festejo personal del presidente, que aderezó con un festival musical, y una batería de proyectos a medio cumplir, arrancados, puestos en marcha, en ciernes, que están en construcción.

Él mismo asegura que son 78 puntos que están en ese proceso de gestación o de cumplimiento, de los cien que planteó en su toma de posesión.

En palabras del propio presidente es un proceso que “no tiene retorno”, en el que no se dará “ni un paso atrás”, en el que se permiten “nada de titubeos o medias tintas”.

Son los terrenos inexplorados que más le gustan al tabasqueño, jugar entre un discurso de triunfalismo (“Con lo conseguido en siete meses bastaría para demostrar que no ha sido más de lo mismo, sino que está en marcha una transformación de la vida pública de México”) que de reconocimiento de lo difícil del camino que eligió para su movimiento, pues no se ha mejorado un ápice el sistema de salud, el crecimiento económico es bajo, y la violencia que se vive en el país prácticamente no ha variado.

Lo que se vivió este lunes fue la confirmación de que estamos ante el político más importante de nuestros tiempos en México, que aceita la maquinaria de la movilización social con una facilidad inigualable, que es ante todo un dirigente social que debe mantener a su militancia en constante movimiento, sin bajar la guardia.

El tabasqueño, sin embargo, no es invencible. De acuerdo con las encuestas dadas a conocer con motivo de su celebración, se establece que su popularidad bajó de más de 80 puntos a poco más de 60, cifra que sigue siendo elevada, pero que paulatinamente se reduce por el natural ejercicio del poder.

El presidente juega con símbolos, y el festejo de su victoria parece que es más importante que la entrega del Informe ante el Congreso, no importa que se haya gastado 3.3 millones de pesos en ello.

En contraste, la debacle se ha vivido en el Ayuntamiento e la Ciudad de México, donde por primera vez, la cifra de desaprobación hacia la Jefa de Gobierno supera a la de su aprobación.

Es de llamar la atención porque Claudia Sheinbaum fue la única gobernante que acompañó al Presidente en el templete durante la lectura de su discurso el lunes pasado.

Hace dos semanas, en mítines realizados en la Ciudad de México, también levantó la mano a la Jefa de Gobierno y la defendió de los “grandulones” que buscan descarrilar su evidente campaña por la candidatura presidencial en 2024.

Juega a consentir a Sheinbuam, pero también destaca que en Osaka, Japón, durante la cumbre del G-20, el Canciller haya logrado que la estrategia mexicana de generar desarrollo en países generadores de migrantes como única salida viable para ese flagelo, presume el logro del plan de regulación del ingreso de migrantes organizado por Marcelo Ebrard, y las negociaciones con Estados Unidos para evitar la imposición de aranceles.

Se trata del presidente que sabe jugar como nadie con sus posibilidades, con su popularidad y a quien le interesa construir un legado. Sabe que, casi por regla, el iniciador de un movimiento social no ve concluida su obra.

El gran dilema de López Obrador no es cómo transitar el restante 90 por ciento de su gobierno, sino cómo continuarlo y evitar el retroceso, y en esa disyuntiva, en sus propias palabras debe “optar entre dos inconvenientes” muy bien marcados.

Lo nuestro es la #política en la #CDMX; si en verdad te late la grilla chilanga en las redes, visita nuestra página: https://elinfluyente.mx

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