Lorena Osornio
Esta semana trascendió que la comisión de prerrogativas y partidos políticos del INE aprobó el dictamen mediante el cual se establecen los montos económicos que se distribuirán a los partidos políticos en el año 2020, monto que deberá ser validado por el Consejo General del propio Instituto en próximos días. En dicho documento, se prevé una bolsa a repartir de 5 mil 239 millones de pesos, de los cuales MORENA, por ser el partido mayoritario, recibiría mil 760 millones de pesos.
Luego de que, como cada año esta asignación presupuestaria -que desde luego no estuvo sujeta al régimen de austeridad- causara la indignación de miles de ciudadanos que, al igual que usted y yo, no estamos de acuerdo en que nuestros impuestos sirvan para mantener los privilegios de los mismos políticos corruptos de siempre, empezaron los pronunciamientos de distintos partidos para una posible reducción del 50% en el monto de las prerrogativas que reciben.
AMLO aprovechó una de sus conferencias mañaneras para “sugerir” a los partidos políticos que reduzcan sus gastos en cuando menos un 50%. Qué extraño que con los partidos tenga tantas consideraciones y el régimen de austeridad para éstos esté sujeto a si quieren o no, mientras que con los ciudadanos esta política de ahorros hay sido implacable, sin consultarnos y en los sectores más sensibles del desarrollo. O acaso a usted y a mí nos permitieron elegir si queríamos mantener o prescindir de las estancias infantiles para nuestros hijos; o si estábamos de acuerdo en permitir que 1,050 millones de pesos de nuestro dinero se emplearan para comprar dos estadios de baseball a efecto de que Ana Guevara pudiera impulsar su carrera como gobernadora de Sonora; o acaso se les consultó a deportistas y artistas si estaban dispuestos a recortar su presupuesto para poder dar becas los llamados ninis. En todos los casos la respuesta es no.
Luego de que este tema fue cobrando relevancia en los medios de comunicación, el resto de partidos se unieron a los posicionamientos. En el caso del PRI y el PRD dijeron dispuestos a aceptar tal recorte si la bolsa de recursos se reparte equitativamente entre todos los partidos. El PAN, por ejemplo, señaló que acepta la propuesta si se les permite una mayor captación de recursos privados; y MORENA, desde la comodidad de su mayoría en cargos públicos que administran recursos (con posibilidad de emplearlos de forma electoral) afirmó estar dispuesto a devolver el 75% de los recursos que se le otorguen. En esencia, los partidos se preocupan más por cómo se repartirían los recursos que les quiera dejar el presiente, que por proponer un nuevo modelo de interacción política entre ciudadanos y partidos que implique renunciar definitivamente a la obtención de recursos públicos.
El propio consejero presidente del INE evidenció que, si bien la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos prevé el cálculo mediante el cual se fijan los montos de las prerrogativas de los partidos, durante el presente año ninguno de ellos, incluido MORENA, ha solicitado que se les restrinjan sus prerrogativas. Como siempre mucho ruido y pocas acciones que corroboren los discursos del presidente.
En conclusión, resulta una buena señal que se toque el tema del régimen de privilegios de la clase política, sin embargo, no es suficiente. En los pasados comicios electorales, pude constatar personalmente que para proponer un cambio y poder estar en una boleta electoral como una opción viable, no es necesario el derroche de recursos, peri sí lo es contar con la convicción de trabajar para construir un mejor país. Por ello mi propuesta es que se le quite el 100% de recursos a los partidos políticos y aunado a ello, se implemente un sistema muy estricto de fiscalización que supervise escrupulosamente las aportaciones económicas que reciban por concepto de financiamiento privado. Solo así contaremos con una democracia auténtica, por convicción y libre de vicios relacionados con la obtención de recursos públicos.
