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SCREWBALL / Mujeres, ¿libertad o igualdad?

Como ciudadanos debemos entender que los problemas de inseguridad, violencia o discriminación por género no se resolverán mágicamente sólo por una disposición oficial, por un protocolo o programa de gobierno. Mucho tenemos que ver en la forma cómo actuamos y cómo asumimos estas reglas.

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Ernesto Osorio

Para cuando usted lea este artículo, posiblemente se conozcan ya las nuevas acciones que el gobierno de la Ciudad de México pondrá en marcha para atender las demandas de los diversos colectivos de mujeres que semanas atrás protestaron por la falta de seguridad y en contra de la violencia de género.

Sin conocer aún los detalles de estas nuevas políticas públicas que la doctora Claudia Sheinbaum pactó con las organizaciones que convocaron y participaron en las movilizaciones de semanas atrás, debemos reconocer que la Jefa de Gobierno rectificó a tiempo y no siguió el falso debate sobre los daños materiales ocasionados por los y las manifestantes como lo había hecho en un principio.

Sobre las acciones a seguir, sugiero que una vez que las conozcamos, cada una la analicemos bajo las premisas de la igualdad y la libertad, sobre las cuales se centraron las demandas de los grupos feministas que participaron en las mesas de trabajo convocadas por la Jefa de Gobierno.

Santiago Roel, un historiador, abogado, político y diplomático mexicano, fundador de la asociación Semáforo Delictivo, escribía al respecto hace unos días que las políticas que promueven la libertad “son criticadas porque generan desigualdad, en tanto que las políticas que promueven la igualdad son criticadas porque restringen libertades”

Quienes promueven la equidad –precisa- lo hacen en dos vías: equidad en los  procesos (igualdad ante la ley) o equidad en los resultados (menor desigualdad de ingresos).

Por otra parte, los que defienden libertades –explica- abogan por la equidad en los procesos (todos deben ser tratados de la misma manera por la ley) pero que llevados al extremo, pueden derivar en autoritarismo, despojo y abuso de poder.

Bajo estas premisas, explica que el Estado debe establecer reglas para auto-ordenarse y hacerlo con reglas básicas, información, intención y libertad, pero siempre tomando en cuenta que, si no hay libertad o se exceden las reglas, se generará el caos y que deberá siempre cuidar que la información de las mismas sea ampliamente difundida, siempre con la intención de generar conciencia.

En ese sentido, como ciudadanos debemos entender que los problemas de inseguridad, violencia o discriminación por género no se resolverán mágicamente sólo por una disposición oficial, por un protocolo o programa de gobierno. Mucho tenemos que ver en la forma cómo actuamos y cómo asumimos estas reglas.

En semanas recientes, he notado, he sentido que las mujeres en esta ciudad están enojadas, caminan por las calles indignadas por el maltrato del que diariamente son víctimas y por la indiferencia que ha mostrado la autoridad gubernamental. Y tienen razón en estarlo, nuestra solidaridad total para con ellas. Pero en las consignas que plasmaron algunos de los grupos participantes en las marchas convocadas, se perciben radicalismos que lamentablemente se activaron al calor de la protesta, demostrando así que el exceso en el ejercicio de un derecho, como lo es el de la libertad de expresión en este caso, generó desorden y en ataques contra la equidad de género.

Ejemplos sobran. Tan solo el pasado fin de semana me tocó observar a una mujer de muy mal humor gritarle a un joven que viajaba sentado en el Metro exigirle se levantara para que le cediera el asiento gritándole “que no tenía derecho para estar sentado porque es hombre”. Ese mismo día, también me enteré por redes sociales de la tendencia que generó #LadyUber, una mujer que ofendió al conductor de un taxi por no seguir la ruta que ella deseaba y que al momento en que este decidió cancelar el servicio, ella le amenazó con llamar a la policía para acusarlo de agredirla sexualmente, algo que nunca sucedió.

Afortunadamente el conductor grabó la actitud de la pasajera, quien al saberse evidenciada comenzó a agredirlo físicamente.

México no es una democracia liberal ni una economía desarrollada, su desarrollo es mediano, y el debate en torno a los alcances de la igualdad y la equidad es mucho más simple pues, ninguna se respeta. ¿Las acciones anunciadas por la Jefa de Gobierno consideraron esto?

El análisis de Santiago Roel, concluye sobre el particular que lamentablemente las libertades no son plenas ni están bien garantizadas en este país; “que no hay seguridad, hay riesgo en la libertad de expresión y la propiedad privada no está garantizada; (que tenemos) un gobierno que dista mucho de ser eficaz, eficiente y honesto.

“El cambio hacia un sistema más eficaz y justo –concluye- debe venir entonces por lo primero: la libertad para los ciudadanos y la equidad en los procesos. No se puede hablar de mayor equidad en los resultados si no contamos con lo básico en equidad en los procesos y en libertades individuales. Nosotros, como ciudadanos debemos tomar conciencia de ello y de la situación de inseguridad y violencia para ser más empáticos y aportar una solución. No cedamos a radicalismos y comencemos a serenarnos para no hacer más profunda esta crisis.

Lo nuestro es la #política en la #CDMX; si en verdad te late la grilla chilanga en las redes, visita nuestra página: https://elinfluyente.mx

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