Pedro Flores
La lucha feminista por el respeto a la mujer y la participación igualitaria en México tuvo su inicio en el movimiento de Independencia, y si bien la historia sólo nos menciona a Josefa Ortiz de Domínguez y Leona Vicario, la participación femenina fue en muchas ocasiones de igual importancia que la de los hombres, en donde se incluye a María Ignacia Rodríguez de Velasco, mejor conocida como la “Güera” Rodríguez.
Pocos saben de las mujeres que estuvieron cerca de Miguel Gregorio Antonio Francisco Ignacio Hidalgo-Costilla y Gallaga Mandarte Villaseñor, mejor conocido como el Cura Hidalgo, yno nos referimos a Manuela Ramos Pichardo, Josefa Quintana Castañón o Bibiana Lucero, con quien procreó cinco hijos:Lino Mariano, que lo acompañó en su movimiento; Agustina, Joaquín Micaela y María, según señala Alejandro Villaseñor en su libro “Biografías de los héroes y caudillos de la Independencia”.
Sobre sus relaciones con féminas nos referimos a quienesparticiparon en su movimiento, como su cuñada María Gertrudis Armendáriz, esposa de su hermano Manuel, quien era su ayudante personal, así como aRafaela López Aguado de López Rayón, cuyos cuatro hijos participaron en la guerra de Independencia: Ignacio y Francisco López Rayón son los más mencionados.
Sin embargo, en la citada lucha también participaron Ramón, José María y Rafael, y la historia consigna que ella se negó a cambiar la vida de su hijo Francisco por la rendición y perdón de sus otros vástagos, argumentando que primero estaba la independencia de su país; yqué decir de Carmen Camacho, que buscó persuadir a los realistas de cambiar de bando y por eso fue fusilada.
Dentro del círculo cercano al Padre de la Patria también figuran nombres de mujeres que de una u otra manera participaron,como María Josefa Marmolejo de Aldama, esposa de Ignacio Aldama, Mariana Rodríguez del Toro, quien encabezó una conspiración para secuestrar al virrey Francisco Xavier Venegas, así como Marcela Linares, que fue correo de Rayón,o Manuela “la Cohetera” Niño, que en su casa de citas de San Luis Potosí hacía reuniones para a planear la Independencia.
Con José María Teclo Morelos Pérez y Pavón, el Cura Morelos, también hubo participación femenina, no sólo con Brígida Almonte, madre de Juan Nepomuceno Almonte, que al parecer murió de parto, sino que en su movimiento hubo otras mujeres que tuvieron una gran participación en su lucha.
Entre ellas podemos nombrar a Gertrudis Bocanegra, esposa del realista Pedro Advíncula de la Vega, esta mujer, a quien en su honor hay una estatua en Pátzcuaro, Michoacán, al ver que los insurgentes estaban cercados, aprovechó su condición para llevarles agua en cántaros a los soldados en repetidas ocasiones, e hizo que su marido cambiara sus convicciones, por lo que lo mataron, y a ella la encarcelaron, pero al salir libre, retomó la lucha.
Muchos son los nombres de mujeres que al lado del Cura Morelos lucharon de diversas formas para la causa independentista, por ejemplo, María Tomasa Esteves y Sala, cuya labor personal era persuadir a soldados realistas de que se volvieran insurgentes. Fue fusilada junto con su hijo.
Yqué decir de María Luisa Martínez, comerciante que daba víveres y recursos y hacía actos de espionaje; Isabel Moreno “La Pimpinela”, favorable a la causa de la Independencia, en disputa con la realista Ana Jaso, le levantó las ropas para darle nalgadas.
Otra destacada mujer fueAntonia Nava, “la Generala”, dispuesta a todo para que los soldados de Nicolás Bravo comieran. Al enviudar dijo a Morelos: “No vengo a llorar, no vengo a lamentar la muerte de mi esposo; sé que cumplió con su deber; vengo a traer cuatro hijos; tres que pueden servir como soldados, y otro que está chico, será tambor y reemplazará a su padre”.
Como esos actos de heroísmo hubo otros que los libros de historia olvidan, como el caso del grupo “Las Guadalupes”,integrado por Antonia Piña, Mariana Anaya, Josefa Sixtos, Petra Arellano, Juana Villaseñor, Francisca Torres, María “la Campanera” Andrea, Antonia Ochoa, Gertrudis Jiménez, María Dolores Basurto, María Antonia García, María de Jesús Iturbide y Catalina González, quienes intercambiaron su vida por la liberación de algunos insurgentes.
Fueron muchas las heroínas olvidadas por los libros de texto gratuito,pues su papel no ha sido reconocido, y que las feministas de ahora mejor se embozan en lugar que rendirles homenaje: María Josefa Martínez, esposa del insurgente Miguel Montiel, que a la muerte de su marido por los realistas, se vistió con traje masculino y, al frente de un grupo de rebeldes, sostuvo varios combates con el enemigo. Fue hecha prisionera y condenada a prisión perpetua en la casa de reclusión de Puebla.
Y esas que andan pintarrajeando monumentos históricos, como el de la Columna de la Independencia, habían de hacer una marcha para reconocer a mujeres con valor para causas justas, como Trinidad y Ana María Ortega, que en 1815 fueron sorprendidas con las armas en las manos en los campos de batalla, por eso fueron hechas prisioneras, se les condenó a muerte, pena conmutada por cadena perpetua. Fueron indultadas por el virrey Juan Ruiz de Apodaca.
Y qué decir de Manuela Medina “la Capitana”, quien formó una compañía de soldados en Texcoco y peleó en siete acciones de guerra. Sólo por conocer a Morelos, viajó 100leguas, y cuando lo logró, le dijo: “Ya moriré con gusto aunque me despedace una bomba de Acapulco”. Murió, en efecto, en marzo de 1822, a consecuencia de dos heridas de combate que la postraron durante un año y medio.
Durante esta época surgieron muchas leyendas sobre los métodos de espionaje y seducción de las mujeres para obtener información o buscar que los realistas cambiaran su ideología, uno de esos relatos señala a la misma Josefa Ortiz de Domínguez, quien fue calificada por el doctor José Mariano Beristáin y Souza, sacerdote, doctor en Teología yorador, como “una verdadera Ana Bolena, que ha tenido el valor para intentar seducirme con gran ingenio y cautela para apoyar a los insurgentes”, o de Carmen Camacho, ésta si convenció a la tropa realista de que se cambiaran de bando, así, los insurgentes crecían en número y en fuerza.
La ‘güera’ Rodríguez
Hablar de María Ignacia Rodríguez de Velasco de Osorio Barba y Bello Pereyra, mejor conocida como “La Guera“ Rodríguez, es introducirse en la vida de un personaje polémico. Por muchos es considerada la primera feminista de México que se atrevió a luchar por su libertad en una sociedad machista, y para otros es una frívola burguesa interesada en la política de la Nueva España que financió parte del movimiento independentista.
Ella se atrevió a pedir la anulación de su matrimonio con José López de Peralta y Villar (con quien tuvo cuatro hijos) por haberla golpeado rompiendo con el deber femenino de sumisión que prevalecía en 1796 de aquella época. Su marido murió antes de conocer el dictamen; posteriormentese casó con un anciano comerciante: Mariano Briones, quien murió poco después del matrimonio, así ella se convirtió en una viuda muy rica.
Desde su juventud estuvo llena de admiradores, todos los hombres quedaban deslumbrados por su belleza y sobresalía del resto de mujeres, aunado a su impecable clase y cultura. Se le atribuyeron muchos amantes, entre ellos Simón Bolívar y Alexander Von Humboldt, romances que la sociedad de esa época aplaudía.
Se habla de que “la Güera” conoció a Simón Bolívar. Él se hospedaba en la casa de su hermana Josefa, la marquesa de Uluapa, ella tenía 20 años y él 16. Pero la relación no prosperó más allá de un affaire, pero fue clave porque ahí ella fue influenciada por todas estas ideas libertarias que ya tenía el libertador.
Esas ideas las pudo plasmar después, existen fuentes que aseguran que también estuvo interesada en la política de la Nueva España; se comenta que conoció a un señor apellidado “Del Castillo”, quien, se afirma, era el contacto con el Cura Hidalgo, y por medio de él enviaba recursos al movimiento.
Como “socialité”, ella organizaba “los saraos”, que no es otra cosa que reuniones o fiestas a donde acudían los “fifís” de esa época, pero las aprovechaba para enterarse de datos que no sólo servían para el movimiento de Independencia, sino para su beneficio y para garantizar su libertad.
Sucedió que una ocasión fue llamada por el “Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición”, acusada de complicidad con la Guerra de Independencia; sus acusadores tenían argumentos pobres en su contra, pero ella, como respuesta al interrogatorio, evidenció la corrupción y prácticas sexuales de algunos integrantes connotados del clero y,obviamente, fue liberada.
Su influencia en los altos círculos era mucha, incluso se dice que fue ella quien, con su dinero, convenció al Virrey Apodaca de nombrar Jefe del Ejército Realista al entonces coronel Agustín de Iturbide, con quien sostenía un romance clandestino, pues éste se encontraba casado con Ana Huarte. Una vez concedido, fungió como orquestadora intelectual para la tan anhelada “Consumación de la Independencia”.
Quedó consignado en la historia que al entrar el Ejército Trigarante a la capital, Agustín de Iturbide desvió la ruta del contingente para pasar frente a ese balcón donde “la Güera” Rodríguez, más bella que nunca, le esperaba.
Él detuvo la marcha, al parecer en donde ahora está el Palacio Postal, y quitándose el sombrero, le entregó una rosa.Pasado el tiempo, el imperio cayó y ella se casó, por tercera vez, con Manuel Elizalde, un comerciante chileno, y así continuó como referente social, con su gran belleza física, carisma y perspicacia.
“La Güera” Rodríguez impresionó a la misma Marquesa Calderón de la Barca, esposa del primer embajador de España en 1833, quien la describió en sus memorias como una mujer importante y de gran influencia en México. Murió el 1 de noviembre de 1850, a los 72 años, a causa de una enfermedad degenerativa.
