Carla María Petrella
Una de las corrientes internas del PRD que más contribuyó al desprestigio del mismo partido, tanto a nivel nacional como en la ciudad de México, fue la de “Los Chuchos”, justo la corriente que hoy está enfocada en cambiar el instituto político por completo, incluso asignándole un nuevo nombre y nuevos colores. A tal fin crearon la plataforma Futuro21, a la que invitaron a Gabriel Quadri, pero en ese camino ya se toparon con la oposición, conformada por quienes no pertenecen a la misma tribu, corrientes que el sábado le cerraron el paso.
Lo que hay se disputa entre los perredistas que quedan no es poca cosa: la propiedad de diversos inmuebles, más de 400 millones de pesos en prerrogativas y, lo que quizás es el bien más preciado con que cuentan los perredistas, un registro como partido, que cuenta con una militancia de un millón 300 mil personas.
Por eso la reacción a las declaraciones que hizo Quadri en la primera asamblea nacional de Futuro21, celebrada el sábado 24 de agosto, desató tambores de guerra, a tal grado que dos días después del evento el excandidato presidencial tuvo que ofrecer, en privado, una disculpa y explicaciones a los perredistas, que airadamente le reclamaron.
Ese sábado en la asamblea se vieron varios rostros nuevos, como el de Beatriz Pagés, Demetrio Sodi, Tere Vale y el ex rector de la UNAM, José Narro, aunque fue Quadri quien acaparó los reflectores, al decir que el PRD le cederá su registro a Futuro21.
Esa precipitada declaración provocó que el resto de las tribus se aliara bajo la bandera de no permitir la desaparición del partido, y su enojo incluso aumentó debido a que ese mismo fin de semana estaban cerrando el proceso de afiliación, y muchos de quienes pretendían inscribirse, ya no lo hicieron, frente el riesgo de que el PRD desapareciera.
Pero lo que ese fin de semana salió a la luz pública con las declaraciones de Quadri se había venido gestando a lo largo de meses: con la anuencia de “Los Chuchos”, el excandidato presidencial se fue metiendo hasta la cocina del partido, con la intención de provocar los cambios necesarios para poder relanzar un PRD deslavado, con un nuevo nombre, colores, línea política y hasta nuevo presidente. ¡Sí!, él mismo. En ese plan, los “Chuchos” se quedarían con la designación de candidaturas y la burocracia partidista, dejando fuera a todos los demás grupos perredistas.
Así los Chuchos ganarían nuevamente, madrugando al resto de las tribus, estrategia que por años le ha funcionado a Jesús Ortega y Jesús Zambrano, pero en esta ocasión la jugada no les salió. Los otros perredistas tardaron en darse cuenta de que pensaban dejarlos fuera, pero tuvieron tiempo suficiente para rearticularse y llegar agrupados en bloque al Congreso Nacional, en el cual, se modificó el estatuto del PRD y pusieron un candado con dedicatoria, quienes deseen participar en la transformación partidistas debe ser militantes. Ahora veremos si Quadri se anima a afiliarse a un partido en donde varios militantes expresaron en el Congreso su abierto rechazo al ex candidato presidencial.
La división que provocó Futuro21 no es algo nuevo en la vida interna del PRD, donde las discrepancias siempre se han ventilado de manera pública, aunque hoy la diferencia es que la materia de esas disputas implica la supervivencia del propio partido .Por eso en el Congreso perredista NI tuvo que ceder en el intento de entregar lo que queda de ese partido a Quadri, gracias a lo cual se evitaron sillazos y golpes.
Mientras los perredistas no definan el rumbo que han de tomar y logren la unidad, poco podrán hacer como oposición frente al gobierno de Andrés Manuel López Obrador y Morena. Bien lo decía hace unos días el analista José Antonio Crespo: “el reto de la oposición es arrebatarle a Morena 30 distritos prioritarios a nivel nacional en la elección de 2021, pero si en el PRD no logran un acuerdo poco podrán avanzar hacia tal objetivo”.
Cuando parecía que los perredistas habían encontrado una ruta para remontar su crisis, resulta que siempre no, porque se rompió el consenso. Mientras tanto, el PAN parece avanzar como una oposición más clara.
