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Capital Político

¿Y dónde está Morena?

Los morenos llegaron al poder en tiempo récord, pero también en tiempo récord se desintegraron y mostraron el cobre

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Adrián Rueda

En sus discursos siguen presumiendo que más de 30 millones de personas los apoyaron en las elecciones de 2018 —lo cual es cierto—, pero el chiste es que Morena ha dejado en el desamparo a todos los que votaron por ellos… y a los que no.

Ahora que más se necesita del partido en el gobierno, esta mayoría permanece agazapada o, en el mejor de los casos, en cruenta disputa por los bienes materiales y las posiciones del partido, que está hecho un desastre.

Cierto que Morena llevó a su candidato a la Presidencia de la República y que lo tiene que apoyar en su administración, pero si en verdad fueran honestos y demócratas, como dicen, tendrían que estar apoyando al pueblo, no sólo a su gobernante.

Sus dirigentes —que a estas alturas ya no se sabe bien a bien quiénes son— permanecen ocultos, sin ninguna capacidad para interactuar social o políticamente para ayudar a los mexicanos en plena crisis sanitaria y económica.

Los morenos llegaron al poder en tiempo récord, pero también en tiempo récord se desintegraron y mostraron el cobre: lo único que les interesa es el poder y el dinero, como todos los demás, y en eso llevan atorados más de un año.

En su disputa interna por el control del partido los dirigentes y aspirantes se han acusado de todo. Corruptos, vendidos, neoliberales y camarillas de bandidos, entre otros calificativos, se han puesto entre ellos.

Si ellos mismos opinan así de sus propios compañeros, ¿cómo quieren vender hacia afuera una imagen distinta de democracia, honestidad y justa medianía?

Independientemente del cochinero interno, Morena debería estar encabezando la ayuda no sólo a los sectores más desprotegidos, sino a la clase media y a quienes generan la riqueza del país, que es de todos, no sólo de ellos.

Prefieren permanecer escondidos, con la cabeza bajo el suelo, en espera de que su patrón les diga qué hacer… si es que hay algo que puedan hacer.

Está caro que Morena no alcanzó a despegar como partido y que incluso al Presidente no le interesa que se consolide como tal, porque está acostumbrado a que en la 4T sólo haya una voz autorizada: la suya.

Si tuvieran dignidad los morenos, tendrían que ser visibles y estar trabajando por México; a la oposición no se le puede culpar de lo mismo, porque, simplemente, no existe.

Bueno, los morenos ni siquiera han podido hacer bases territoriales para enfrentar el proceso electoral de 2021; hay grupos, claro, pero ésos jalan sólo para sus intereses, no para los del partido, y eso los puede llevar a perder la mayoría.

Por lo pronto, el partido que arrasó en 2018 no existe como tal.

CENTAVITOS

Entre empleados de algunos partidos políticos hay verdadero pavor, pues, en aras de hacer campaña y regalar despensas en plena pandemia, sus jefes los envían todos los días a la Central de Abasto a surtirse y al que se resista le dan cuello. No es que los trabajadores le saquen a la chamba, sino que el COVID-19 está muy fuerte por esos rumbos y ya murieron dos de sus compañeros…

A pesar de la recomendación de Susana Distancia, al que se le ha visto muy seguido en el despacho de Alfonso Durazo es a Octavio Campos, periodista que ha manejado la comunicación en la PGR, en la Procuraduría capitalina y en la Secretaría de Seguridad Pública del DF, entre otras dependencias. Varios apuestan a que, en breve, llegará a la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana.

Periodista, especializado en política de la CDMX. Editor y columnista

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