Por la Mafia del Poder
Los simpatizantes de Claudia Sheinbaum hicieron el entripado de su vida luego de que organizadores del evento en el que algunos perredistas firmaron el Acuerdo de Unidad, en el Monumento a la Revolución, les pidieran prudencia.
¿Qué significaba ello?
Pues que escondieran los grades cartelones que con la imagen de la delegada en Tlalpan querían colocar en las inmediaciones de la plaza, a fin de que su jefa se luciera y no quedara duda de quién puntea para el Gobierno de la CDMX.
En esa estaban cuando les ordenaron que los cartones fueran guardados de inmediato en las bolsas negras que les habían servido para transportarlos, porque Andrés Manuel López Obrador no querían hacer más polémica con Ricardo Monreal.
Y así fue, en su larguísimo y aburrido discurso, López Obrador no se atrevió a lanzar una sola crítica en contra del zacatecano, que no se presentó al evento.
Si acaso cuando se refirió a quienes quieren a toda costa un cargo público a toda costa, el público expectante esperaba que se refiriera al delegado en Cuauhtémoc y algunos empezaron a gritar tímidamente “fuera Monreal”.
Pero el tabasqueño no se atrevió y la dejó pasar. Sólo fintó, pero no fue a más, pues el zacatecano no es cualquier rival y le puede hacer ver su suerte.
Se esperaba que ambos platicarán ayer por la noche, pero no se supo si se llevó o no la reunión. Lo único que trascendió es que la propuesta del delegado en Cuauhtémoc de que se repitiera la encuesta no prosperó.
El cinismo de Bejarano
Aunque desde el sábado por la noche dio a conocer que se iba del PRD a apoyar a Morena, René Bejarano juega sus cartas para dinamitar a su ahora ex partido.
Se fueron él y su esposa Lola Padierna, así como unos cuantos más de sus muchachos, que lo van haciendo a cuenta gotas para aparentar que es una sangría constante.
Pero el perverso profesor dejó a un grupo de sus esbirrios en el partido, a fin de boicotear hasta donde sea posible los acuerdos y, en una de esas, agarrar alguna posición plurinominal el año que entra, por el número de consejeros que tiene.
Al que dejó al frente es a su perro más fiel, que es Alejandro El Sombrita Sánchez Camacho, que no es capaz de comerse una croqueta aunque se esté muriendo de hambre, si su ampo no se lo autoriza.
A estas alturas del partido Bejarano todavía quiere sorprender a sus ahora ex compañeros; le conocen de sobra las mañas y los aplastarán de nuevo, de una vez y para siempre.
De su paso a Morena hay dos temas importantes.
El primero es que gente como Leticia Quesada, entre muchas otras, ha de estar sufriendo por tener de vuelta al profesor, a quien traicionó a pesar de que él la creó.
La otra es que hay que ver si los morenos que ya están y que fueron sus sirvientes lo dejan ahora trabajar o le cierran la puerta.
Se encabrita Mancera
El que estaba que no se la acababa fue el Miguel Ángel Mancera, quien fue de vista a la celebración de Consejo Nacional del PRD en el hotel Hilton.
Al tomar la palabra, a pesar de que ni perredista es, el jefe de Gobierno fue interpelado por la consejera Dorismar González, a quien los manceristas ubican como empleada del poblando Miguel Barbosa, hoy con El Peje.
En un intento por apagar el fuego, el secretario de Movilidad de la capital, Héctor Serrano, empezó a organizar el grito de “fuera”… “fuera” en contra de la consejera, lo cual causó confusión en la sala, pues algunos que estaban distraídos no sabían qué pasaba.
Se unieron al grito de “fuera” pero como no supieron bien contra quién, muchos pensaban que le estaban gritando a Mancera, quien es poco tolerante a la crítica y de inmediato mostró su enojo.
No dijo nada, sólo enrojeció y se mostró un poco perturbado.
Parece que no fue su día.
*El Irreverente publica de lunes a viernes.
