El activismo que Miguel Ángel Mancera ha tenido durante los últimos días con miras a 2018 tiene dos objetivos claros: el primero es promocionarse lo más que pueda durante los dos meses siguientes; el segundo, plantarle cara a Andrés Manuel López Obrador.
La idea de promocionarse de aquí a septiembre –cuando se calcula empiecen a definirse las cosas– es darse a conocer a nivel nacional, a fin de ver hasta dónde le alcanza para pelear la candidatura presidencial del Frente Amplio Democrático, sobre todo al PAN.
Está más que claro que el jefe de Gobierno busca posicionarse en el ánimo de la ciudadanía en el país, para llegar lo mejor armado posible a la negociación final y ganar, o cuando menos vender cara su declinación –si se tiene que dar– en favor de otro candidato.
Porque si lo que está de moda son los candidatos ciudadanos, Mancera quiere hacerse pasar por uno de ellos antes de que llegue alguien de fuera, como ya algunos sugieren.
En lo que respecta al segundo punto, en los círculos políticos coinciden que es necesario ponerle alguien enfrente a López Obrador, quien lleva al menos dos años promoviéndose en solitario para buscar por tercera ocasión llegar a Los Pinos.
Sin rival visible al frente, sobre todo ligado a la izquierda, el tabasqueño se ha dado gusto haciendo campaña, evitando cualquier contrapeso.
Con la salida extraoficial de Mancera, al menos ya tendrá con quién empezarse a medir.
Y no es que el jefe de Gobierno sea el seguro candidato –de hecho sus posibilidades no son las mejores–, pero sus cercanos recuerdan que si los astros ya se le alinearon una vez, nada impide que pueda volver a pasar.
En el peor de los casos para algo le alcanzará al funcionario capitalino, que seguramente tendrá un papel definitorio en las negociaciones sobre quién representará al llamado FAP, que en sólo dos semanas ha acaparado los reflectores políticos.
Hasta hace poco sólo se hablaba del PRI y de Morena como grandes contendientes, con el PAN como fuerza emergente; hoy se habla de un frente que puede llegar no sólo a la Presidencia de la República, sino a varios estados y municipios.
Por lo pronto, Mancera le está metiendo galleta a las redes sociales para darse a conocer entre los jóvenes que no tienen afición a la política, pero que tienen la onza del voto para inclinar las elecciones a uno u otro lado.
Como quiera, El Peje ya no está solo; le salió el primer retador.
CENTAVITOS… Luego de hacer que los gobiernos federal y local doblaran las manos y aceptaran no tocar el bosque de El Ocotal en la construcción del Tren Interurbano, los bonos del priista Adrián Rubalcava se fueron hasta las nubes en Cuajimalpa, donde seguramente no tendrá problema en ser el primer alcalde de la zona a partir de 2018… Curioso que la tribu perredista Izquierda Social haya publicado un par de desplegados para apoyar la creación del Frente Amplio Opositor con el PAN, para el que se anota Mancera. Y es que esa corriente fue fundada nada menos que por Martí Batres, líder de Morena en la CDMX que ahora anda en el bando contrario…
La que anda cantinfleando es la panista Xóchitl Gálvez, luego de que la Auditoría Superior de la Federación dictaminó que andan extraviados 98 millones de pesos y que no se ha tomado la molestia de decir dónde quedaron.
La funcionaria tenía hasta el 31 de marzo para aclarar, pero como no lo hizo ahora se habla de un presunto desvío que tendrá que explicar aunque no quiera.
http://www.excelsior.com.mx/opinion/adrian-rueda/2017/07/05/1173734
