Este miércoles podría ser el momento de quiebre en las campañas por la Jefatura de Gobierno. Veremos por segunda ocasión el enfrentamiento entre los candidatos a Jefe de Gobierno en una fase incierta de las campañas, donde hay poca claridad sobre la dimensión de la ventaja que tiene la candidata delantera.
Cada candidato, a su modo, ha intentado todo lo que ha estado a su alcance para inclinar la preferencia de los electores indecisos y para mantener a sus electores cautivos.
Esto ha llevado inevitablemente al momento en que las palabras y arengas parecen ser insuficientes y se llega a estados de confrontación verbal que, a su vez, inevitablemente pueden llevar a la violencia. En la capital nos acercamos irremediablemente al punto de quiebre, en el que la lucha por los votos puede desbocarse y no haber personaje, político, autoridad electoral o gobernante que sea visto como un “interlocutor válido” que pueda llamar a la tranquilidad.
El pasado fin de semana se asomaron los primeros indicios de posibles brotes de confrontación física durante las campañas capitalinas. Francisco Chiguil, candidato de Morena a la alcaldía en Gustavo A. Madero, aseguró que sus brigadistas fueron agredidos y amagados con pistolas. Chiguil acusó de la agresión a sus ex correligionarios del PRD.
Ya hace semanas la también morenista en Iztapalapa, Aleida Alavez, había publicado un video en el que se observa que personas le impiden realizar campaña en calles de la colonia Vicente Guerrero. En la Ciudad de México estamos a tiempo de detener la crispación que va “in crescendo”.
Imágenes como las del 29 de abril en que a un supuesto ladrón en Tabasco se le lincha y quema al grito de “viva Morena” son un urgente llamado de atención sobre la responsabilidad de los partidos de buscar el voto sin llevar a la ciudad y al país a un lugar de donde sería difícil volver. Revertir el clima de crispación, de encono, sin embargo, no parece estar en el manual de los partidos políticos para 2018.
Morena retó a autoridades delegacionales efectuando mítines sin la autorización debida (ya lo habían hecho en precampaña con resultado del primer enfrentamiento a sillazos con funcionarios de Coyoacán), en tanto que el Frente ha hecho del tema de narcomenudeo en Tláhuac una etiqueta con la cual atacar a los morenos, incluyendo una marcha por la paz en homenaje a las víctimas de la violencia que bien podría haberse efectuado en cualquier otra delegación.
Andrés Manuel López Obrador, también, abrió un frente más en esta lucha al formalizar su alianza con la CNTE, la organización gremial del magisterio que en 2013 y 2014 efectuó una serie de tensas movilizaciones que desembocaron en el plantón y posterior desalojo del Zócalo capitalino.
En el debate de este miércoles en la Ciudad de México y en el presidencial del domingo la contienda puede tomar un nuevo giro, tornarse más ríspida y desembocar a un estado que nadie desea.
En este contexto, a los partidos les urge mantener su ventaja o remontar su rezago, pues el 17 de junio inicia el Campeonato Mundial de Fútbol y se prevé una baja considerable y entendible en el interés de los ciudadanos en la contienda.
