POR: JORGE ALBERTO LARA
El resultado electoral fue contundente y claro. La sociedad está cansada de la inseguridad, la corrupción y la desigualdad. El gobierno saliente es percibido como un factor que lejos de resolver los pendientes más urgentes en dichos rubros, lo agravó. Especialmente en las materias de corrupción y violencia está administración pasará a la historia por los grave retrocesos generados por actitudes de arrogancia, desinterés, incapacidad e inocultables actos de falta de probidad y abuso.
Como resultado de lo anterior la cosecha de votos del partido en el gobierno ha sido la más raquítica de la historia. El pueblo decidió otorgar un mandato claro a quien lleva años de constante activismo crítico y de oposición. Aunque muchas de sus promesas no han sido acompañadas de propuestas consecuentes, realistas y técnicamente asequibles, lo anterior no superó el ímpetu del cambio exigido en las urnas el pasado domingo. El gran reto del presidente electo será cumplir con una cantidad interminable de promesas y compromisos, sin poner en riesgo la estabilidad o la seguridad del país. las expectativas no pueden ser más altas. El resultado electoral por cuanto a la conformación del congreso implica una claridad meridiana respecto de la responsabilidad y capacidad para cumplir con el mandato de las urnas. No habrá pretexto para fallar.
El Partido Acción Nacional, ya desagregado del Frente con el que se apoyó la candidatura de Ricardo Anaya tendrá una representación compacta para la realización de su función opositora. Ya en otras épocas de la historia del país, los parlamentarios panistas han demostrado que son capaces de compensar cantidad con calidad.
Sobre las futuras bancadas Panistas en ambas cámaras recaerá una grave responsabilidad que se puede calificar como histórica para exigir cuentas, desarrollar tareas de fiscalización, contrapeso y critica republicana a lo que será un gobierno encabezado por un líder proclive a la opacidad y al que le son muy incómodos los controles parlamentarios y las llamadas a rendición de cuentas, como fue fehacientemente demostrado cuando fue jefe de gobierno de la Ciudad de México. En todo caso ya se ha demostrado la eficacia en la vena opositora del PAN, que deberá revitalizarse y ponerse al servicio del país. En la gestión del bien común no cabrán pretextos ni para el presidente López Obrador ni para el Partido Acción Nacional.
