Connect with us

Influyentes

Los muros de la desigualdad, el México de unos y de otros

Published

on

Gianfranco Vidal

“La libertad es un hecho, y entre los hechos que observamos, no hay ninguno que sea más claro.“

Henri Bergson

La historia de la humanidad siempre se ha caracterizado por su diversidad, por sus ricas y vastas culturas. Diversos estudiosos señalan un acontecer lineal y cronológico de la historia, otros señalan un proceso abrupto y retroactivo; sin duda, es la historia de los pueblos la que nos define como género humano, y son las personas quienes fijan el rumbo, es el ser humano el protagonista de la existencia.

Dentro de los pueblos existe una gran diversidad, no todos perciben el acontecer cotidiano con la misma perspectiva. En términos históricos, la historia es de los vencedores, es una verdad impuesta y propagada a las grandes masas populares. ¿A qué quiero llegar?, el México que vemos, sentimos y vivimos nosotros es muy distinto del México que ven los tzotziles en Chiapas, es muy distinto del México que ven los jóvenes emprendedores, es distinto el país que viven los niños en la montaña de Guerrero, entre muchos casos más. Estamos acostumbrados a nuestro modo y estilo de vida porque así nos formamos, somos quienes somos por la influencia de nuestro entorno, por nuestros padres, por nuestros hermanos, por nuestra familia, por nuestros amigos, por nuestra escuela, por nuestros vecinos, etc. que nos indujeron un modo de ver el mundo.

Hablar de desigualdad es uno de los temas más complejos, puede tomar infinidad de variables. Por ende, creo que una perspectiva idónea para abordar el tema es la capacidad de soñar. Todos soñamos, todos deseamos algo, en términos freudianos, es el inconsciente el que dicta nuestros apetitos más genuinos. Sin embargo, no todos soñamos las mismas cosas, incluso en los sueños existe una profunda determinación del entorno, vivimos una realidad impuesta y nos datamos a ella ya sea de forma voluntaria o involuntaria.

Hace algunos meses platicaba con unos amigos de la universidad sobre nuestros planes para las vacaciones, uno mencionó que iría unos días a Miami, al famoso restaurante de Nurs-Et; otro mencionó que iría con unos amigos a Valle de Bravo; otro iría a Acapulco, donde nos terminaríamos encontrado en el famosísimo Hannah. Todo esto nos parece normal y común, es lo que siempre hemos vivido y es como nuestro entorno nos enseñó a vivir, a fin de cuentas, es nuestra realidad y nuestro mundo. El México que nosotros vemos es el México del éxito, el México de las oportunidades, el México de los Pueblos Mágicos y el país unido cuando gana la selección.

En consecuencia, al ser esta nuestra realidad, nuestros sueños proviene de los que conocemos y frecuentamos. En otra plática, que tuvo lugar en Altavista, discutíamos nuestros planes a futuro; varios amigos estaban convencidos de su vocación empresarial, fundarían pequeños negocios al inicio e irían creciendo hasta consolidarse como mediano y grandes empresarios, otros crecerían el emporio familiar, otros se dedicarían al mundo del cine, el espectáculo y la farándula, además de tener a varios directores de cine en la mesa. Por mi parte, al igual que varios de los presentes, exteriorizamos nuestro interés por la política y el servicio público, desde diputados, senadores hasta futuros mandatarios de la nación. Sin embargo, como lo expuse en el párrafo anterior, nosotros podemos soñar eso porque conocemos cómo realizar dichas hazañas, porque tenemos los medios, el conocimiento, el talento y las relaciones para lograrlo, nos asumimos capaces de llevar a cabo la labor. Nos sentimos capaces de hacerlo, lo soñamos, porque nuestro ambiente nos educó a pensar así. Ese es nuestro México.

Veamos ahora la otra cara de la moneda, hace un año con exactitud, tuve la oportunidad de realizar servicio comunitario en una comunidad rural del centro de Veracruz, la comunidad era de un grado de marginación alto; casas con techos de asbesto, caminos de tierra, propaganda política por todos lados, múltiples alusiones religiosas, etc. tuve el privilegio de poder conocer de cerca a estas personas, a sus adultos mayores, a los niños y adolescentes, a las señoras. Con el paso de los días fui tomando confianza, aprendí muchas cosas, aprendí de la gran solidaridad de esta gente, aprendí sus ricas tradiciones, aprendí lo que significa una comunidad.

Lo más impactante para mi fue conversar con los jóvenes, incluso de mi edad, su mundo era muy reducido, no conocían prácticamente nada de una sociedad cosmopolita, no conocían el mar, no conocían un restaurantes, un hotel, una oficina, etc. Y cuando les pregunté qué querían ser de grandes me llevé otra sorpresa, la gran mayoría querían ser maestros, la escuela era el único lugar donde podían romper las barreras del pensamiento y expandir su visión del mundo, era obvio que tomaran al maestro como una figura a la cual seguir; otros no sabían que hacer con sus vidas, otros tuvieron que dejar la escuela por la falta de recursos, mayoritariamente mujeres que se embarazaron en la adolescencia; otros, sorprendentemente, querían ser narcos, lo decían con convicción y seguridad. En resumidas cuentas, es lo que conocen, es su mundo, lo asumen como normal y propio.

“Somos porque fueron y serán porque somos”, esa frase revela el mensaje en su más profunda concepción. El México que vivimos, que sentimos, que reímos, que lloramos, es aquel que determina nuestra entorno y aquel que determina quienes somos, somos quienes somos por los demás y esa es la visión que tenemos del país. Lamentablemente, la desigualdad es uno de los perores males existentes, no me refiero únicamente a la desigualdad económica, me refiero a la desigualdad psíquica, a la desigualdad formativa, a aquella desigualdad que levanta muros entre nosotros, muros psicológicos que perpetúan la miseria en el mundo.

Así nos tocó vivir, sin embargo, desde un punto de vista sumamente ético y kantiano, aquellos que tenemos la posibilidad de soñar más y mejor tenemos el imperativo categórico de extender la mano a aquellos que están delimitados por aquellos muros de la pobreza y de la ignorancia. Aprovechemos el tiempo en favor de causas nobles y estoicas, ayudemos a derribar los muros de la desigualdad.

Lo nuestro es la #política en la #CDMX; si en verdad te late la grilla chilanga en las redes, visita nuestra página: https://elinfluyente.mx

Continue Reading
Advertisement Article ad code

Los influyentes

Twitter

Facebook

Advertisement Post/page sidebar widget area

Recientes