Pablo Trejo
En nuestro país, las cifras más confiables para medir los niveles de generación empleos formales, son las que proporciona el Instituto Mexicano del Seguro Social respecto al incremento de afiliados al sistema de seguridad pública. En sentido estricto, un aumento en el número de asegurados, corresponde en la misma proporción a un aumento de trabajadores registrados y, por lo tanto, un incremento en la tasa de empleo.
La semana anterior, se generó una polémica, ya que, en una de sus conferencias matutinas, el presidente López Obrador señaló que las cifras de empleo correspondientes al primer trimestre de 2019, registraban un incremento histórico. Casi de manera inmediata, los diarios El Financiero y el Economista, rebatieron, presentando cifras que contradicen lo afirmado por nuestro presidente.
Según López Obrador, durante el primer trimestre de este año, se generaron 269 mil 143 empleos, la cifra más alta en una década. El presidente señaló, además que esa estadística refleja lo que nos ha venido advirtiendo en las últimas semanas, en el sentido de que la economía va creciendo y eso es lo que le hace asegurar, frente a la opinión de los especialistas, su pronóstico de crecimiento de la economía nacional para este y los años venideros.
Sin embargo, las cifras oficiales presentadas por el IMSS, registran para el mismo trimestre, una disminución del 27% respecto al mismo periodo del año anterior, y muy lejos de los 377,694 plazas laborales reportadas en el año 2017; es decir, 108,551 trabajadores menos.
Si revisamos la misma estadística pero en sus registros mensuales, podemos afirmar que los 48,515 empleos generados durante el mes de marzo de este año, son 46.3% menores a las registradas en el mismo mes del año anterior.
Ahora bien, si comparamos las cifras presentadas por el presidente, con las cifras del primer trimestre del año del gobierno de Peña Nieto, observamos que, en efecto, se observa un avance, ya que la administración del expresidente generó 219,036 puestos de trabajo, aun y con el capital que en ese entonces acumulaba con el “mexican moment”.
Adicionalmente, hubo quienes señalaron que las cifras presentadas por el presidente, estaban “cuchareadas” por la inclusión de un buen número de jóvenes a los programas sociales, mismos que recibirán el beneficio de la seguridad social, lo que fue categóricamente desmentido.
En sentido estricto, las cifras tal y como las presentó el presidente, son contradictorias y erróneas, y ello se debe a una pésima estrategia de comunicación y difícilmente a una intención expresa de mentir a la ciudadanía. Si el énfasis del anuncio hubiese sido comparar las primeras cifras oficiales de empleo de la actual administración, con las mismas cifras de los últimos sexenios, el resultado hubiese sido inobjetable, y hubiese sido suficiente para contrastar las diferencias entre el pasado y el presente.
En política, y -eso lo sabe mucho mejor nuestro presidente-, la percepción puede ser tan importante como la realidad, y cuando se pone en entredicho la información que se nos presenta, se corre el riesgo de generar una percepción de que se nos quiere engañar, y la verdad es que eso es correr un riesgo innecesario.
