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Estampas de Indolencia

El doble rasero de los gobiernos de Morena colorea la ciudad.

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Hugo Morales Galván

En el Gobierno de la Ciudad de México y en las alcaldías que ganó Morena, comienza a permear una actitud de indolencia e indiferencia ante la problemática que vive la ciudadanía capitalina. Pasadas más de tres semanas del asesinato del estudiante Norberto Ronquillo, la Jefa de Gobierno Claudia Sheimbaun, no ha sido capaz de presentarse a ofrecer una explicación o una disculpa pública a la comunidad de la Universidad del Pedregal. Como sí corrió presurosa a Gustavo A. Madero (GAM) a buscar la protección de su jefe político, el presidente Andrés Manuel López Obrador. Festejó el tono misógino y machista de su jefe, total es lo que ella quiere.

Recientemente la organización Artículo 19 puso en evidencia que, aprovechando el vacío de las redes sociales, la Jefa de Gobierno promociona su imagen y se mantiene en campaña política utilizando recursos públicos. Ella, lo negó y argumentó que lo que “ellos” quieren (suponemos que sus adversarios) es que se quede inmóvil en su oficina. Pero, dice que es una Jefa de Gobierno diferente. Cierto, es diferente, indiferente e indolente.

En explanada de GAM donde fue recibida por Francisco Chiguil y López Obrador, le hizo de matraquero, es el mismo lugar donde el 20 de junio pasado los familiares de los nueve jóvenes muertos en el New´s Divine en el 2008, colocaron un Anti-Monumento recordando la tragedia y reclamando justicia. Un día después, Chiguil mandó retirarlo.

El doble rasero de los gobiernos de Morena colorea la ciudad. Las y los alcaldes son felices con los “anti-monumentos” que recuerdan los errores, omisiones o complicidades de gobiernos pasados. Las niñas y los niños del ABC, los 43 jóvenes normalistas de Ayotzinapa, los feminicidios. La Avenida Reforma es una especie de cicatriz social. Pero no para tragedias donde están involucrados los ahora insignes militantes de Morena, como es el caso del New´s Divine.

Orgullosa, feliz, la alcaldesa de Tlalpan, Patricia Aceves, ex empleada de Sheimbaun, subió una imagen y un mensaje en twitter con motivo del cumpleaños de la Jefa de Gobierno. Ambas sonríen. Claro, es su cumple. Además, una gobernó y otra gobierna ahora Tlalpan. Orgullo doble. Una alcaldía con crímenes en ascenso vinculados sobre todo a la delincuencia organizada. Dice Claudia que no sabía que la violencia en el Ajusco tuviera las dimensiones que le expresaron vecinos en una reciente reunión. No, no lo sabía, pese a la evidencia que le enrostraban las muertes y las cifras.

Así, como su jefa el titular de Seguridad Pública, Jesús Orta Martínez, se presentó a puerta cerrada en el Congreso de la CDMX. Protegido por la mayoría de Morena, el “maestro”, como gustan mencionarlo en sus boletines de prensa, fue sonriente e igual feliz a pedir un año de gracia y si no, renuncia. La sangre que corre por la ciudad no es suficiente para que, incapaz como es –falto de conocimiento, pues–, dimita al cargo desde ya. Recién asumió la Secretaría pidió un año de gracia. Hoy lo vuelva a pedir. Así se la llevará. Obvio, no se debe a la ciudadanía, sino al agrado de su Jefa. La foto de Orta Martínez es ejemplificativa de cómo Morena y el Gobierno de la CDMX, visualizan el problema de la inseguridad pública en la capital: sonrientes, felices; protegiéndole las espaldas.

Pese a la contundente evidencia, por razones de conveniencia política, los gobiernos del ex Distrito Federal y ahora CDMX, han negado sistemáticamente la operación del narcotráfico en la capital del país. Ese discurso no se sostiene. Han comenzado a admitir cómo, al menos, 16 bandas tienen tomada la ciudad. Cierto es, parte de la violencia la generan sus enfrentamientos. Pero más cierto aún, es que la ciudadanía votó por un gobierno que le garantizara seguridad y diera certeza jurídica. De ahí que las ejecuciones a todas horas del día, muestran a autoridades incompetentes e incapaces en entender el problema y buscar soluciones. Las bandas criminales le perdieron el respeto. Se matan en cualquier lugar y a cualquier hora. Más todavía es que las extorsiones y el cobro de piso opere con normalidad como un gobierno paralelo ilegal, sin que Sheimbaun y su gobierno sepan qué hacer.

¿Para que gobiernan? Tal vez la respuesta la tenga la alcaldesa de Tlalpan: mandó proteger el exterior de su casa para que nadie se estacione. Para eso es el poder.

Lo nuestro es la #política en la #CDMX; si en verdad te late la grilla chilanga en las redes, visita nuestra página: https://elinfluyente.mx

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