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Entre la austeridad y el clientelismo

Mientras el gobierno espera que la cosas se resuelvan solas en el sector salud, el presidente ha continuado impulsando el programa “Jóvenes Construyendo el Futuro” busca que miles de jóvenes entre 18 a 29 años de edad puedan capacitarse en el trabajo…

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Lorena Osornio

La Cuarta Transformación se vendió a los ciudadanos como la última esperanza de “salvar” a nuestro país; a los políticos incautos como su última esperanza de agarrar un hueso y seguir viviendo del presupuesto y a sus críticos como la voz legítima del pueblo.  En todos los casos la constante ha sido siempre el término “transformación”, se autodenominan diferentes al resto y disfrazan su intolerancia y autoritarismo bajo una actitud pasivo-agresiva de amor y paz, un día envían un abrazo y al siguiente una investigación exprés por parte de la Secretaría de la Función Pública, un día departen con los empresarios y suman esfuerzos y al siguiente cancelan obras de infraestructura en consultas a mano alzada, un día son vigorosos  defensores del estado de derecho y al otro, cuando las resoluciones no les son favorables, cuestionan su actuar.

Entre toda esta confusión, apegado a su discurso de bondad y a su imagen de dadivoso, el presidente ha anunciado el desmantelamiento de instituciones con funciones que a su juicio son perjudiciales para el pueblo, ya que ejercen como “intermediarios” de los recursos que el Estado mexicano debe erogar para atender necesidades fundamentales de áreas estratégicas como la educación, medio ambiente, ciencia y tecnología, etc.. Lo anterior siempre apelando a las administraciones anteriores y a la corrupción que en ellas privaba.

A muchos ciudadanos nos parece bien que el gobierno se amarre el cinturón y los recursos que se generen de esos ahorros los veamos reflejados en la mejora de los servicios básicos que ocupamos en nuestro día a día, como en el transporte público, la atención en los servicios de salud o la calidad de la educación de nuestros hijos. Desafortunadamente este no ha sido el caso, definitivamente no  en la Ciudad de México. Lo que hemos visto y en palabras del secretario de hacienda, es que una buena parte de los ahorros generados se van directamente a PEMEX, paraestatal al que el propio presidente ha acusado de sostener a un sindicato corrupto, pero al que no le ha tocado ni un pelo.

Mientras Pemex recibe flujos millonarios de dinero, el IMSSS y el ISSSTE continúan padeciendo las mimas pésimas condiciones para los pacientes, continúa el desabasto de medicamentos, la citas a los pacientes siguen siendo cosa de semanas o meses de paciencia y la actitud del personal sigue dando mucho que desear. Pero en el IMSS al menos, desde el nuevo nombramiento de su director general, las “otras cifras” ya aparecieron y todo ya está bien, la crisis ya no existe en ese instituto.

Mientras el gobierno espera que la cosas se resuelvan solas en el sector salud, el presidente ha continuado impulsando el programa “Jóvenes Construyendo el Futuro”, el cual según autodefine su página de internet, es un programa que busca que miles de jóvenes entre 18 a 29 años de edad puedan capacitarse en el trabajo, para lo cual el gobierno les otorgará una beca mensual de 3,600 pesos durante un año.

Es buena idea generar estos incentivos para miles de jóvenes que reclaman ser ninis por falta de oportunidades, lo que llama mi atención es que al mismo tiempo aquellos miles de jóvenes que sí estudian e incluso trabajan al mismo tiempo sean totalmente olvidados por el presidente. Los jóvenes que practican su servicio social en las distintas dependencias de la administración pública local y federal, en el mejor de los casos obtendrán una compensación al final de su periodo de prestación, pero en muchos casos más no reciben apoyo ni para los pasajes. Resulta un mensaje confuso para los jóvenes que aquellos que se esfuerzan no reciban ningún reconocimiento.

Así, entre recortes y programas clientelares de corte asistencialista, el nuevo gobierno ha pretendido dar una imagen de cambio y transformación, alardeando de austeridad republicana y de honestidad probada. Sin embargo, la austeridad es cosa de apariencia para el gabinete de AMLO y los que en realidad la vivimos somos los ciudadanos, porque haciendo cuentas, se está ahorrando muchísimo según nos dicen, pero cuando salgo a la calle se ve todo exactamente igual, las mismas carencias de la gente, los mismos reclamos ciudadanos, los mismos políticos solo que en un nuevo partido.

Lo nuestro es la #política en la #CDMX; si en verdad te late la grilla chilanga en las redes, visita nuestra página: https://elinfluyente.mx

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