Diana Sánchez Barrios
Si bien, la marcha del orgullo LGBTTTI que se realizó el pasado sábado en la Ciudad de México y otras entidades federativas, sirvió para festejar a esta población y hacer una fiesta como cada año, también nos permitió reflexionar que, aunque hemos conseguido logros a favor de la reivindicación de nuestros derechos, aún existen retos y obstáculos qué vencer para alcanzar una verdadera igualdad.
Me refiero en este texto, de manera específica, al trabajo que hago personalmente por la población tttrans, como fundadora de Prodiana AC.
Uno de los temas que más nos lastima es la violencia contra las mujeres, ya sea tttrans o cisgénero. Los datos son duros, pero hoy y día a día deben recordarse para no bajar la guardia en el trabajo por alcanzar una vida libre: Cada tres horas hay un feminicidio en este país y eso debe parar; debemos exigir mismas oportunidades laborales, la brecha salarialdebe desaparecer.
En lo que corresponde a la comunidad LGBTTTI, me duele decir las mismas palabras que cada año prevalecen ante la violencia incesante, pues México es el segundo lugar a nivel mundial en asesinatos a personas transgénero, de acuerdo con la organización Transgender Europe, conformada por personas transgénero y transexuales.
Además, de acuerdo con la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, en América Latina, el 80 por ciento de las mujeres transgénero mueren antes de los 35 años, lo que por cierto, me convierte en una sobreviviente.
Para ser más clara con esto, en 2018, tras el asesinato de diez mujeres tttrans en mes y medio en México, la ONU emitió un comunicado en el que señalaba: “es imperante que las autoridades lleven a cabo una investigación exhaustiva de éste y todos los casos similares y castiguen a los responsables para comenzar a poner fin a la impunidad que alienta y fomenta estos crímenes”.
Ahora, pasemos a la salud que es un derecho universal. Sin embargo, las personas tttrans nos enfrentamos con diversos obstáculos para acceder a esta, como la ignorancia, la transfobia, la discriminación y la falta de sensibilidad de la familia, la sociedad y los profesionales de la salud, por ello es que buscamos una mejora desde nuestra trinchera. Si bien, entendemos que no solo nosotras y nosotros tenemos estas necesidades, estamos levantando la voz y haciendo una propuesta desde lo que nos corresponde y conocemos.
A la salud tttrans se le debe entender de manera integral, porque de ninguna manera se la puede limitar al tratamiento hormonal. Sufrimos de enfermedades y emergencias que se generan por los mismos tratamientos hormonales y las intervenciones quirúrgicas a las que debemos someternos para alcanzar nuestra concordancia sexo-genérica.
Por ello, es necesario que los médicos estén especializados, para podernos brindar lo que se requiera en materia de atención.
Es cierto que aún falta mucho por recorrer y que la lucha por la equidad y el respeto a nuestros derechos no puede cesar mientras nos sigan matando por odio y sigamos muriendo a los 35 años por la estigmatización y marginación que vivimos. Los logros que hemos tenido son parciales y nos han costado mucho, y ha sido el fruto del activismo de miles de compañeras que han dado la vida para que las generaciones venideras estén, y son por ellas que no podemos bajar los brazos.
Hay dos batallas que están pendientes en el corto y mediano plazo, como lograr una Ley Federal de Identidad de Género.
Actualmente, solo seis estados tienen reconocido en su marco jurídico el cambio de identidad de género —Ciudad de México, Colima, Coahuila, Michoacán, Nayarit e Hidalgo—, lo cual hace que la gran mayoría de la población trans viva sin su derecho a la identidad. La sociedad civil organizada estamos trabajando por ello en todos los juzgados del país para marcar precedente.
El cambio a mediano plazo que debemos conseguir es el de la batalla cultural, para acabar con los estereotipos, que tanto daño provocan.
Para ganar esta batalla, le pido a todos los lectores que me ayuden a visibilizar esta realidad, porque nuestras hazañas muchas veces son deliberadamente escondidas por las voces conservadoras de la sociedad, que nos quieren callar.
Queda aún mucho por hacer y seguiremos en búsqueda de la meta, que es, sin duda, la igualdad sustantiva.
