Elena Chávez González
Por primera vez desde que asumió la presidencia de la República, Andrés Manuel López Obrador reconoce que también su partido, Morena, cooperó para dejar la crisis de inseguridad que se vive en la Ciudad de México y que obliga a militarizar ocho de las dieciséis alcaldías donde, a excepción de cuatro, gobiernan militantes morenistas que ya no pueden con la delincuencia. ¡Mea máxima culpa!
Involuntariamente el primer mandatario de nuestro país utilizó una de sus conferencias mañaneras para aceptar que la Guardia Nacional estará operando en la Ciudad de México debido a que “el año pasado se descuido el tema de la seguridad y comenzó una crisis” que exponencialmente ha crecido.
En su reconocimiento a la gravedad de lo que estamos viviendo en materia de inseguridad, el presidente López Obrador olvidó que su partido gobernaba en 2018 varias delegaciones (como se denominaban anteriormente) una de ellas Tlalpan, que estaba en manos nada más y nada menos que de su hija adoptiva: Claudia Sheinbaum Pardo.
Casualmente es Tlalpan la que más dolores de cabeza le está dado a Sheinbaum quien ahora es responsable de la seguridad de todos los ciudadanos por ser la jefa de Gobierno de esta gran urbe.
Como vecina de esta alcaldía he vivido de cerca las muertes que por omisión de las autoridades se dieron el 19 de septiembre de 2017 cuando un sismo de 7.1 cobró la vida de diecinueve niños y niñas del colegio Rébsamen, de sus maestras y de varios estudiantes del Tecnológico de Monterrey.
Recientemente el secuestro y asesinato de Norberto Ronquillo, estudiante de la Universidad del Pedregal; el homicidio de una pareja y de su bebé de apenas 8 meses de edad y del diácono Leonardo Avendaño Chávez.
Tlalpan, donde Sheinbaum hizo sus pininos como política estaba mal cuando la gobernó; hoy está que arde, no hay día que no se den asaltos a casa habitación, a transeúntes, en transporte público y la pequeña ola de secuestros nos tiene en constante estrés.
¡Qué bien que tomen cartas en el asunto!
Si el presidente López Obrador no hubiera echado las cartas al vuelo diciendo que sólo se preocuparía por los estados que conforman nuestro país porque aquí, en la Ciudad de México “Claudia no necesitaría ayuda” tal vez la crisis fuera menor.
Ya vieron que gobernar no es fácil, aunque el jefe del Ejecutivo asegure que no se requiere de mucha ciencia, los chicos traviesos que se dedican a la delincuencia no escuchan los sermones que les envía el tabasqueño desde su pulpito en Palacio Nacional, ni sus mamacitas les dan de nalgadas para que no asalten, secuestren y asesinen a personas inocentes.
Dicen que el “pez muere por la boca”, efectivamente; es lo que les está sucediendo a nuestros gobernantes que se morían de ganas de obtener el poder absoluto, así que nada de echarle solo la culpa a Miguel Ángel Mancera, también fueron y son corresponsables los morenistas de lo que está pasando en nuestra ciudad porque gobernaron pesimamente desde 2016.
Aunque, pensándolo bien, el presidente Andrés Manuel López Obrador tiene razón, hay que ser justos, sí, los gobiernos anteriores que han administrado esta Ciudad de México son totalmente culpables de la inseguridad, baste recordar aquella marcha blanca que cimbró al entonces jefe de Gobierno, el hoy primer mandatario, y luego a Marcelo Ebrard, por la avalancha de secuestros donde murieron los hijos de los empresarios Alejandro Martí y Nelson Vargas
Claro, en aquellos años, los que ahora son de piel morena se calentaban bajo los rayos del Sol Azteca, es decir, del Partido de la Revolución Democrática (PRD) que actualmente tanto aborrecen.
Sería interesante que, en esta batalla por echarle la culpa a los funcionarios del pasado, los morenistas se vean al espejo y se pidan y nos pidan perdón por todo el daño que le han hecho a esta ciudad y a sus habitantes.
Veamos en qué para la historia de una Ciudad de México militarizada…
