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Estamos solos

El panorama es triste, desolador, de miedo.. Debemos reconocerlo, en este momento uno se siente solo, sin líder, sin rumbo. En dos palabras: estamos solos.

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Ernesto Osorio

Cuando en el año 2009 se suscitó la emergencia sanitaria en la Ciudad de México por el virus de la influenza, la sensación en nuestro entorno era de miedo… Un temor imposible de describir, alimentado por las inimaginables consecuencias sociales y económicas que nos podría dejar un virus hasta ese momento desconocido. Su letalidad y su capacidad para expandirse, encendió una alerta que nos contagió de miedo a todos, sin lugar a dudas.

Sumado a ello, las circunstancias en que se suscitó la epidemia de la influenza sacudió el entorno político de por sí ya enrarecido en aquellos años. Un escenario de confrontación política promovido por Andrés Manuel López Obrador hacia el gobierno encabezado por Felipe Calderón, había convertido a la capital del país en una isla donde el gobierno de la Ciudad de México -encabezado por Marcelo Ebrard- no reconocía formalmente al presidente constitucionalmente electo y su lealtad política era solo para el autonombrado “presidente legítimo”

Sin embargo las circunstancias externas obligaron al entonces Jefe de Gobierno a dejar de lado sus etiquetas políticas y enfrentar con firmeza y madurez política, junto con el gobierno de Calderón, la emergencia sanitaria desatada por el virus AH1N1. Fue así que el 23 de abril de ese año, se decretó una emergencia sanitaria y se tomaron medidas radicales nunca antes vistas: se suspendieron clases en todos los niveles, se cancelaron concentraciones masivas, pararon oficinas, fábricas, restaurantes, hoteles, tiendas y todos los eventos deportivos y culturales se cancelaron o pospusieron. Fue una actuación ejemplar por parte de ambos gobiernos y los ciudadanos, como siempre, dieron una cátedra de solidaridad y apego a las restricciones.

La emergencia duró 14 meses, hasta el 30 de junio de 2010 y el resultado pudo ser peor: Al final de la contingencia tuvimos 72 mil 300 infectados en números redondos y mil 316 muertos. La Organización Mundial de la Salud consideró que el Estado mexicano había actuado a tiempo y reconoció la forma con la que se enfrentó la crisis.

Pero hubo alguien que no estuvo de acuerdo y descalificó la forma en que se manejó la emergencia sanitaria: el entonces representante de la oposición más recalcitrante y eterno candidato presidencial Andrés Manuel López Obrador , quien por esos meses en que se vivía la emergencia fue invitado a una entrevista de Radio por Carlos Puig para conocer su opinión sobre la forma en que el gobierno de Felipe Calderón había enfrentado la contingencia sanitaria. El periodista reprodujo esta misma semana lo que el actual Presidente le respondió en aquel entonces:

Me parece que han actuado mal; yo creo que tenían que haber definido una estrategia primero; lo que se hace en este caso es localizar el problema; pero es evidente la improvisación en todo… Hay que verlo en el manejo de las cifras. Tenían que haber hecho primero un plan, una estrategia; la gente que sabe de esto, los especialistas, recomiendan primero cercar los casos, hacer la investigación, a partir de los casos específicos, para saber el tamaño y dimensión del problema y controlarlo, eso lo vinieron haciendo hasta hace cuatro o cinco días. “Lo hicieron por torpeza, es el virus de la idiotez… Calderón es muy ineficaz, muy torpe…”

Invoco lo anterior, pues el pasado miércoles durante su conferencia matutina, se le cuestionó al Presidente acerca de las medidas que su gobierno está tomando para enfrentar las consecuencias económicas que vendrán por la pandemia del Covid19.. Su respuesta nos dejó helados a todos.

Con voz pausada y una sonrisa irónica respondió sacando de entre sus bolsas del pantalón un amuleto religioso:“Vamos a tener hecho todo lo que se va a aplicar en el caso del agravamiento de la crisis; pero les digo, el escudo protector es éste, el Detente, Es el escudo protector de la honestidad, eso es lo que nos protege, el no permitir la corrupción”

En comparación con el mensaje de nuestro tropicalísimo mandatario, ese mismo día se pronunciaron dos jefes de estado sobre la crisis que dejará la pandemia del Covid19 en sus respectivos países.

Primero, el presidente francés Emmanuel Macron pronunció un duro discurso en el que insistió “Nos encontramos en una guerra”; repitió siete veces esa frase que describe dramáticamente la percepción del gobierno francés sobre el impacto de la contingencia. “No luchamos contra otro ejército ni contra otra nación, pero el enemigo está aquí y avanza. Todas las acciones del gobierno deben estar encaminadas a la lucha contra la epidemia, de día y de noche y nada debe desviarnos de este objetivo”, dijo en tono serio y con un semblante dusto, de preocupación.

Horas más tarde, la canciller alemana, Angela Merkel transmitió por la televisión estatal un mensaje en el que comparó la crisis que se avecina sólo con la que les dejó la derrota en la Segunda Guerra Mundial. Sus palabras también dimensionan el tamaño de las consecuencias económicas que dejará la crisis para es nación. “Desde la segunda guerra mundial no ha habido un desafío para nuestro país que dependa tanto de nuestra acción conjunta y solidaria. Aprendamos de los cuatro casos para no ser otra Italia ni otra España”, dijo.

Frente a estos líderes del mundo, el séquito de Andrés Manuel López Obrador presume a su líder y lo defiende a costa de todo y de todos, pensando únicamente en el capital político y su millonaria bolsa de recursos económicos. Pero no solo lo hacen celebrando sus imperdonables ocurrencias.

La forma en que los gobernadores y legisladores de Morena se han conducido ante la crisis indigna, sobre todo después de conocer que en plena contingencia sanitaria los diputados de ese partido antepusieron su hambre de poder, para aprobar un dictamen que les garantiza, en caso de aprobarse en el Senado, su reelección hasta el 2030.

Ante el panorama que se aproxima, ésta es nuestra clase gobernante. Estos son los representantes que tenemos para conducir a esta nación que habitamos a un destino incierto que nos plantea esta contingencia sanitaria.

Ahora que por indicaciones de la Organización Mundial de la Salud debemos mantenernos en casa, aprovechemos el confinamiento y reflexionemos ante lo que sucede en el mundo y lo que sucede aquí y saquemos nuestra propia conclusión…. Para quien esto escribe, el panorama es triste, desolador, de miedo.. Debemos reconocerlo, en este momento uno se siente solo, sin líder, sin rumbo. En dos palabras: estamos solos.

 

 

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