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#QuédateEnCasa

Cuidémonos a nosotros mismos…evitemos contagios, salvemos nuestras vidas, no tenemos quien lo haga. #QuédateEnCasa

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Ernesto Osorio

No se trata de alarmar a nadie, tampoco de golpear gratuitamente al gobierno y las autoridades del sector salud por la respuesta tardía y con matices políticos que han dado desde el principio a la contingencia sanitaria que estamos viviendo. Se trata de que usted, amable lector tenga la certeza de que médicos y enfermeras del sector público y privado, se encuentran a merced del impacto que dejará el virus en nuestro país, y que por lo que hemos podido comprobar, no será distinto al que hemos visto en aquellas escenas dantescas que se replican por redes sociales provenientes de China, Italia, España, Estados Unidos o Ecuador.

Apenas el mes pasado, cuando apenas se comenzaba a hablar del nuevo virus que azotaba a China y del riesgo que existía de que pudiera dispersarse por el mundo, en varios países se alertó sobre la falta de capacidad técnica y científica para enfrentar a un nuevo virus.

Es ya un mes, y nada ha cambiado. Al menos aquí, hemos visto bloqueos y manifestaciones por parte de médicos y enfermeras, particularmente del Instituto Mexicano del Seguro Social que denuncian la falta de equipo, uniformes y sobretodo capacitación y protocolos para el manejo de pacientes con esta enfermedad. Pero nadie les ha hecho caso.

Por eso decidimos no quedarnos solo con la consigna o el reclamo expuesto, sino acercarnos a la gente que vive el primer frente de batalla, en esta guerra que estamos enfrentando.

Los testimoniales aquí vertidos, no son tomados de redes sociales, ni de recortes periodísticos, sino de la comunicación que guardan entre sí médicos, enfermeras, paramédicos, camilleros y personal de la salud que, a cuentagotas, tratan de proteger su unidad médica y su propio cuerpo de los efectos dañinos del virus.

En uno de los grupos que se han creado a través de la red social de mayor demanda en el mundo, un destacado médico y director de un hospital público, denunció hace dos días la falta de equipo de protección, que cumpla con los requisitos mínimos dictados por la Organización Mundial de la Salud y la Organización Panamericana de la Salud, para el manejo de pacientes infectados por Covid-19.

Comenta el doctor -cuya identidad no se revela por obvias razones-  que ante esta situación algunos profesionales de la medicina han optado por comprar de su propia bolsa el equipo requerido y cuyo costo oscila entre los 10 y 12 mil pesos, pero que están advertidos, que en caso de ser sorprendidos usándolo y no el que oficialmente les entregó, se les puede fincar responsabilidad por utilizar equipo no autorizado, aduciendo que “podrían contaminar la estación de trabajo”.

“…las maniobras de intubación y/o extubación endotraqueal, es un acto de gran riesgo para quien lo practique, Por favor, por piedad, por ética y absoluta humanidad, no deben hacerlo sin la protección personal debida. De no hacerlo, México está corriendo un grande riesgo de quedarse sin ejército de la salud”, escribe el desesperado galeno.

En el Hospital General Salvador González del ISEM en Atizapán y que se dedicará a recibir a pacientes con Covid-19, únicamente se han recibido camas de hospitalización, pero ningún equipo, ventilador o insumos mínimos.

Retomado de otra de las conversaciones, nos enteramos que en ese lugar, los médicos han enviado a su casa a los residentes para evitar contagios y ante la falta de personal, tuvieron que recurrir al personal del área de urgencias, desmantelando así un servicio que debe ser permanente.

Otra de las grandes fallas en ese nosocomio, es la designación de responsables sin preparación, empezando por su director quien –según denuncian- cursó la carrera de administración de hospitales, pero no tiene ninguna experiencia en manejos de crisis epidemiológicas. Su único mérito, es ser el hijo de la presidenta municipal de Tultitlán.

Si a esto sumamos el impactante relato de nuestra portada, en el que se relata el miedo que viven los médicos y personal del Hospital Pediátrico Iztacalco, podemos concluir que ante la expansión de la epidemia que tenemos en puerta, contamos con un aparato médico sin insumos, sin equipo y sin personal debidamente capacitado. ¿Ha visto usted, querido lector, cómo se saturaron los hospitales en Madrid, en Nueva York, en Milán?… Eso, no fue nada con lo que nos espera.

¿Qué es lo que espera el gobierno de México para responder?. ¿En qué momento nuestro presidente dejará la agenda política a un lado, y asumirá su carácter como Jefe de Estado para exigir a su equipo estar listos para enfrentar lo que viene.

No quisiera ser alarmista –insisto-, pero de no haber un cambio en la dirección que lleva este barco, irremediablemente nos hundiremos, y parece que será así. Por eso, el llamado es, a tiempo y abierto para todos. Cuidémonos a nosotros mismos…evitemos contagios, salvemos nuestras vidas, no tenemos quien lo haga. #QuédateEnCasa

 

 

 

 

 

 

 

 

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