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CDMX

El pleito Serrano contra Rock

Una guerra muy personal entre dos personajes poderosos como Roberto Rock y Héctor Serrano podría afectar las aspiraciones de Mancera a la Presidencia de la República.

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Por La Mafia en el Poder

Un frente recién abierto por su secretario de Movilidad, Héctor Serrano, en contra del periodista Roberto Rock, podría afectar las aspiraciones presidenciales de Miguel Ángel Mancera para 2018.

Luego de que el viernes anterior el columnista de El Universal publicara una interesante columna acerca de los problemas internos que derivaron en golpes bajos entre el gabinete mancerista, el funcionario mandó un enérgica carta aclaratoria al diario.

En ella Serrano niega ser el autor de conspiraciones palaciegas que afectan principalmente al Consejero Jurídico de la CDMX, Manuel Granados Covarrubias, al que intentaron involucrar en el decomiso de 11 millones de pesos a un par de ex escoltas en Polanco.

De acuerdo con el periodista, que maneja datos muy precisos, Serrano estaría detrás de esa conspiración, lo cual fue rechazado de inmediato por el funcionario, quien incluso amenazó con tomar acciones legales contra Rock, ex director editorial de El Universal.

Independientemente de quién tenga la razón, el pleito entre ambos personajes es añejo y amenaza con escalar a escenarios mayores que podrían detonar en una verdadera guerra.

Sus problemas se agudizaron luego de una reunión privada que sostuvieron hace ya varios meses en un salón del restaurante Mercaderes, en el que trataron temas publicitarios para uno de los portales de noticia que el periodista maneja de tiempo atrás.

Lo que sería una reunión estrictamente de negocios terminó en un desacuerdo que ha ocasionado un desencuentro que raya en lo personal, y que amenaza con escalar a niveles de escándalo, pues ambos se dicen dispuestos a sacarse sus trapitos al sol.

Y vaya que los dos cuentan con recursos suficientes para obtener información interensante.

Por lo pronto el tema ha quedado en lo estrictamente anecdótico y no ha pasado de ser un chisme de lavadero, pero si ambos personajes cumplen su amenaza de llevarlo hasta donde tope puede ocasionar verdaderas sacudidas.

Porque si bien Serrano es un político muy poderoso, Roberto Rock no está manco y ha podido acumular una serie de relaciones importantes en su larga y exitosa carrera periodística.

En todo caso el perjudicado podría ser el propio Mancera, quien ni vela en el entierro tiene.

¿A quién le conviene el caos en la CDMX?

El que no quiera ver que hay intereses dirigidos en perjudicar a Mancera para afectar sus intereses políticos rumbos a 2018, pues es que busque la “Plaza de las Ópticas”  porque el tema está muy claro.

A raíz de que el jefe de Gobierno anunció que prácticamente tomaría la dirección de la Conago como plataforma política para alcanzar la candidatura a la Presidencia de la República, en la CDMX se ha desatado una rachita de malas noticias.

Todos los días acontecen hechos delictivos de alto impacto que, además de afectar a la ciudadanía, minan el prestigio que Mancera pudiera tener al interior de la República.

El jefe de Gobierno ha reiterado en múltiples ocasione que en la capital de la República no está asentado el crimen organizado, pero los delitos de alto impacto y las recientes capturas de capos del narcotráfico han demostrado lo contrario.

Balaceras, empresarios y trabajadores muertos mientras las áreas de seguridad del Gobierno se la pasan poniéndose el pie se dan a cada día, lo cual va en detrimento de la de por sí muy gastada imagen del gobernante.

Pareciera que apenas abre la boca el gobernante, una reacción violenta se desata en la ciudad.

Los mensajes son claros, Mancera le es incómodo a muchas gentes que lo quieren hundir aprovechando su debilidad y al parecer lo están consiguiendo, todo ello aunado a la psicosis que se genera entre los capitalinos.

Se parte el gabinete

Lo que inició como un gran proyecto de equipo cuando llegaron a la Jefatura de Gobierno en 2012, ha terminado en una guerra interna que amenaza con hacer estallar a varios integrantes del gabinete mancerista.

El poder y la ambición acabó por partir irremediablemente a ese compacto equipo que trabajó con Mancera desde la Procuraduría General de Justicia del DF.

Apenas probaron las mieles de inmenso poder que da el gobierno de la capital del país y varios desviaron su actuación para obtener beneficios personales, que por supuesto les han redituado inmensas ganancias económicas.

Pero como todo tiene un tiempo perentorio, los integrantes del equipo cercano a Mancera buscan no tan sólo prolongarse en el poder, sino tratar de conseguir algún salvoconducto que los mantenga a salvo de venganzas a partir del 18.

Es decir, que ya no quieren más queso, sino salir de la ratonera y por eso se ha agudizado la lucha al interior del gabinete mancerista.

Y esa lucha ni siquiera es de los de casa contra los de fuera, sino entre los cercanos que ya no ven al jefe de Gobierno concentrado en lo que le corresponde, sino muy distraído en sus aspiraciones presidenciales.

No es que el funcionario no pueda aspirar a más, sino que ha dejado muchas cosas sueltas y ante la ausencia de poder, cada quien busca llenar ese hueco como se le ocurra, lo que ha derivado en una auténtica guerra intestina que no va a acabar bien.

*El Irreverente publica de lunes a viernes.

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