Más de dos mil migrantes que cruzaron la frontera con la primera caravana de hondureños durante los últimos días de octubre llegaron este fin de semana a la Ciudad de México. Desperdigados y fuera de control, arribaron al Estadio Jesús Martínez de la Magdalena Mixhuca hasta rebasar los siete mil registros, informó el alcalde en Iztacalco, Armando Quintero.
Alimentación y agua, cobijo y un lugar seguro para descansar recibieron hombres, mujeres, niños, ancianos que, a bordo de camiones de carga, bajo la lluvia y con el hambre acuestas, llegaron procedentes de Veracruz, en donde el gobernador Miguel Ángel Yunes Linares les negó el apoyo que había prometido para llegar hasta la capital del país.
Desde el momento en que cruzaron la frontera, cientos de los migrantes aseguraron que su objetivo, su primera meta en territorio mexicano sería la Ciudad de México, en donde podrían encontrar un respiro a las situaciones de pobreza, hambre, inseguridad y, sobre todo, a su devoción, pues anunciaban su interés de visitar a la Virgen del Tepeyac en la Basílica de Guadalupe.
El grupo de migrantes se mantuvo relativamente compacto al cruzar la frontera, en la Ciudad de Tapachula, Chiapas; de ahí siguieron avanzando hasta Juchitán, Oaxaca, de la misma manera, y después de una serie de deliberaciones, se determinó que su ruta seguiría por la Ciudad de México.
Para los migrantes, llegar a la capital mexicana no era absolutamente necesario en su trayecto hasta Matamoros, Tamaulipas, pues de haber seguido por Veracruz, habrían llegado directamente a Tampico y de ahí cruzar el estado fronterizo hasta llegar a Matamoros y su destino: La Frontera con Estados Unidos.
LA HOSPITALIDAD SE SIENTE
La Casa del Peregrino, ubicada en Gustavo A. Madero, es un albergue dedicado a la atención, precisamente de los peregrinos que acuden a visitar ese templo mariano, considerado el más importante de América Latina, en donde se les proporciona agua, alimentación y un lugar seguro para pernoctar.
Por otra parte, el Jefe de Gobierno de la Ciudad de México, José Ramón Amieva, dispuso desde el viernes 2 de noviembre una gran carpa, una tienda de campaña gigante en el Estadio Jesús Martínez para brindar la hospitalidad capitalina a los migrantes, en donde a través del Instituto de Asistencia e Integración Social, se les brindan alimentos calientes, baños limpios y acompañamiento.
DERECHOS DE LOS MIGRANTES
De acuerdo con el derecho internacional y los diversos instrumentos de los que México es parte, los migrantes deben contar con la libertad de tránsito y con la atención humanitaria, pues se considera que quienes migran se encuentran en condición de alta vulnerabilidad.
Desde el momento en que cruzaron la frontera hacia territorio mexicano, cientos de migrantes decidieron acogerse a la condición de solicitantes de refugio, con lo que el país se encuentra obligado a brindar atención, protección y seguridad, durante su estancia.
En previsión a esta situación de emergencia humanitaria, por la cantidad de migrantes hondureños, el Gobierno de México solicitó, a través de la representación del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, asentada en la Ciudad de México, el apoyo para recibir y procesar las solicitudes de refugio correspondientes.
Respecto a los migrantes que no han solicitado refugio, se estima que en su mayoría lo harán una vez que se encuentren en territorio de Estados Unidos, aunque ese objetivo significa un gran reto, que será seguir avanzando alrededor de mil 200 kilómetros más y, sobre todo, cruzar la frontera, que ya ha sido blindada con alrededor de 15 mil soldados del Ejército de Donald Trump.
Más de 3 mil solicitan refugio
Casi la mitad de los integrantes de la Primera Caravana de Migrantes Hondureños solicitaron al Gobierno de México acogerse a la condición de Refugio, luego de formar parte de la vanguardia en el éxodo de centroamericanos que buscan llegar a territorio estadounidense en busca de mejores condiciones de vida.
De acuerdo con informes oficiales, 3 mil 230 de los 7 mil integrantes de la caravana han solicitado refugio, desde el momento en que cruzaron la frontera en Tapachula, Chiapas, otros lo hicieron en Oaxaca, y así suman más de 3 mil.
Esta situación ha puesto en alerta a las autoridades mexicanas, sobre todo a la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (COMAR), dependiente de la Secretaría de Gobernación, quien ya solicitó la representación del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los refugiados apoyo para procesar y resolver las solicitudes.
De acuerdo con la Convención de Ginebra, para los Refugiados, los solicitantes de refugio, tienen que cumplir con una serie de requisitos que para que su petición sea procesada y así acceder a la protección que Derecho Internacional define para ellos.Entre los requisitos que debe cumplir el individuo o la familia que solicita esa condición está que se encuentre en territorio mexicano, y segundo, que existen fundados temores de que los solicitantes son perseguidos por diversa razones de discriminación.
Para el caso de los migrantes centroamericanos, procedentes, en su mayoría de Honduras, la condición de refugio difícilmente se puede configurar, pues gran parte de ellos han decidido formar parte de ese éxodo con motivos de pobreza y en busca de mejores condiciones de vida.
La condición de refugio, de acuerdo con los instrumentos en la materia, es cuando se ha dado una migración forzada,
cuando los pueblos o las familias han sido desplazadas, o por razones de discriminación y persecución.
Según los protocolos para los refugiados, no todas las diásporas tienen los mismos orígenes ni las mismas causas, y por ello es necesario que los agentes especializados en materia de refugio entrevisten por separado a los solicitantes, además de que los países receptores de solicitudes están obligados a mantener su unidad familiar. Otra de las obligaciones de los países receptores de estas peticiones, es evitar la repatriación al país de origen de los solicitantes, aún cuando se haya negado la condición de refugio.
Hasta hoy no se sabe en dónde se encuentran ni quiénes son los solicitantes de refugio, debido a que, por su seguridad, el Derecho Internacional prohíbe que se difunda dicha información.
