Hasta hoy, a 45 días de iniciada la administración lópezobradorista, hay desconfianza, nerviosismo, incertidumbre, desconfianza y enojo, en todos los sectores de la población, desde los burócratas, el pueblo-pueblo, los empresarios, los políticos, los banqueros y hasta los jueces.
Aquí un breve recuento de acciones descabelladas que mantienen a México con los nervios de punta y que hacen que México sea visto con incertidumbre desde el mundo, pero lo grave es que las consecuencias ya están a la vista y nadie, en el gobierno, piensa que podrían haber existido alternativas menos adversas.
La zozobra del sector empresarial se inició desde principios del mes de noviembre cuando se dio a conocer el resultado de la supuesta consulta popular organizada por Morena que confirmaba la promesa de campaña de cancelar la construcción del aeropuerto en Texcoco y realizar esa obra en Santa Lucía.
De inmediato, las calificadoras de deuda internacionales se alertaron, los empresarios nacionales e internacionales mostraron desconfianza y la Bolsa Mexicana de Valores cayó, como no se había visto en años al bajar el Índice de Precios y Cotizaciones, pero además el tipo de cambio del peso frente al dólar también se deterioró.
Después vino la nueva noticia, Ricardo Monreal, coordinador de los senadores de Morena, mismo partido del presidente López Obrador, presentó una iniciativa de ley que buscaba eliminar las comisiones bancarias, por considerar que eran injustas.
La Bolsa Mexicana de Valores volvió a caer, el tipo de cambio no se repuso y los sectores financieros dieron muestras de inquietud y nerviosismo.
Apenas iniciada la administración del presidente López Obrador se aprobó la reforma a la Ley Federal de Remuneraciones de los Servidores Públicos, con lo que se buscó que ningún servidor tenga un salario superior al del presidente de la República, el cual se fijó en 208 mil pesos.
Los senadores de oposición, del PRI, PAN PVEM y MC presentaron una controversia constitucional, lo que origino que la Suprema Corte de Justicia de la Nación decretara la suspensión temporal de dicha reforma, hasta que se resuelva el fondo del asunto.
Ello originó que el Poder Judicial y el Poder Legislativo y Poder Ejecutivo, chocaran y ya daba señales de confrontación permanente, hasta que se dio la elección del nuevo presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Y la última, la que se encuentra vigente: el cierre de las válvulas de los ductos de gasolina, en una estrategia de combate a los huachicoleros, a lo largo de todo el país, lo que generó una situación de crisis en el abasto, debido a que no se tuvo la previsión logística para atender el asunto.
Esto mantiene de mal humor a la sociedad en su conjunto, sigue causando molestias, largas filas de horas para comprar un poco de gasolina, lo que generó el nerviosismo , pérdidas millonarias a los sectores comercio y productivos.
Con declaraciones, también el propio presidente López Obrador ha golpeado la calma de los mexicanos, después del accidente y los funerales de la gobernadora de Puebla, Martha Érika Alonso y su esposo, el senador Rafael Moreno Valle, ante las protestas de la población, que lo acusaron de asesino, se despertó el tigre.
El presidente descalificó, acusó y denunció a sus detractores, lo que generó revuelo en las redes sociales, a favor y en contra. Se profundizó esa división social que se mantenía desde la campaña.
En esos mismos términos, con motivo de los sucesos en torno a la distribución de gasolinas, López Obrador denunció que personas cercanas al ex presidente Enrique Peña Nieto y a los directivos de Pemex eran quienes encabezaban las acciones de huachicoleros.
Un mandatario no puede ser quien encabece el descontento, la confrontación ni la incertidumbre de una sociedad; cuando eso ocurre, se corren importantes riesgos de profundizar la división social.
¿A quién le conviene eso?
