Jorge Samuel Del Villar
@delvillarmexico
Le he estado dando vueltas, vueltas y más vueltas. De día, de noche, seco, mojado, vestido y desnudo y no puedo de dejar de pensar en la incongruencia de las cifras de las encuestas. El descontento que escucho en la calle no es de Fifís. Ellos se la pasan en eventos de la 4T y en Palacio Nacional y se cuidan muchísimo de criticar.
El descontento que escucho es de servidores públicos, de meseros pues claramente ven que las ventas han bajado un resto; albañiles, pues en el área metropolitana tiene detenidas todas las obras; campesinos, pues ahora para recibir apoyos necesitan tener menos de 30 años. Claro, los únicos que estarán contentos son a los que les regalan dinero. Conozco a varios adultos mayores que tienen Mercedes Benz con chauffeur y llevan 19 años recibiendo ¡sin falta! su pensión alimenticia, que otorga la CDMX a TODOS los adultos mayores de 67 años.
Para quien tenga más de una neurona en el cerebro, es evidente que existe un porcentaje significativo de la población arrepentida de haber votado por la 4T. No sólo basta con escucharlo en la calle, sino considerar a todos los damnificados de la presente administración. En México hay aprox. 5 millones de servidores públicos (cifra que equivale casi el 10% de los votantes en la última elección). A un porcentaje estadísticamente significativo de ellos los han despedido; les han reducido salarios y prestaciones y a diario los acusan de inútiles y rateros.
Un porcentaje estadísticamente significativo de los 2.5 millones de albañiles (cifra que equivale casi el 5% de los votantes en la última elección) han perdido su trabajo ya que la 4T tiene toda la obra de construcción detenida. 300 mil niños se han visto afectadas por cancelar las estancias infantiles y cada niño tiene dos padres, cuatro abuelos, tíos, primos, amigos, que no están NADA satisfechos. Misteriosamente, esta evidencia científica no aparece en las muestras poblacionales ni en las cifras estadísticas de los encuestadores.
Literal, las encuestadoras, ni los ven, ni los oyen. ¿Será que no les conviene o que tienen mello? Recordemos que las casas encuestadoras sobre políticas públicas conforman lo que en economía se llama un oligopolio. No son más de una decena que se conglomeran en asociaciones como la CEDE, Colegio de Especialistas en Demoscopía y Encuestas. Y cuando les sale competencia en el mercado, ellos mismos se encargan de descalificarlos y eventualmente expulsarlos, por falta de “seriedad”.
Tengo las ideas revueltas en mi cabeza con coraje. La manera que tenemos de pensar en el occidente, que ha conquistado al planeta entero, no ha sido muy beneficiosa que digamos. No nos ha traído paz. Esta manera de andar argumentando con nosotros mismos y con el resto de la gente, lo heredamos de los griegos, la dialéctica de Heráclito y Platón, 500 años antes de Cristo.
En los mismos tiempos en el oriente, vivió Lao-Tse, fundador del Taoísmo. Él propuso justo lo opuesto. No dejar que el pensamiento intervenga con el flujo natural de las cosas, de la naturaleza. De igual forma, en el pensamiento Zen, las buenas ideas caen de repente sin estar dando vueltas y vueltas. De hecho, en ese estado contemplativo es cuando muchos científicos occidentales han entendido grandes verdades. El más claro ejemplo es el de Newton, quien estaba meditando cuando cayó una manzana y entendió la Ley de la Gravedad.
En el oriente, a la manera en que tenemos de pensar en occidente se le llama monkey thinking, sí: pensamiento de chango. Santa Teresa, lo llamaba, la Loca de la Casa. Por cierto, Santa Teresa fue una gran maestra del manejo de la energía, incluyendo la energía sexual, que ella utilizó para llegar a éxtasis místicos.
Ya voy a permitir salir de mi mente las cifras e intereses de los encuestadores. Que cada quien elija estar del lado que le parezca correcto de la historia. Mientras tanto, te recomiendo que empieces a meditar YA, pues dejar de pensar como simio no se alcanza de la noche a la mañana.
