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ECONOMÍA PARA PRINCIPIANTES / Crecer no es desarrollarse

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Pablo Trejo 

La última semana ha regresado a la agenda pública el tema de la expectativa de crecimiento de la economía en el país, y eso a su vez, ha propiciado que un debate añejo reaparezca con renovados bríos y debido a ello, escuchemos de manera recurrente un cuestionamiento ¿Es lo mismo crecimiento que desarrollo?

Resulta claro que uno de los objetivos de cualquier economía, es la expansión, ya que teóricamente, entre más grande sea el pastel, alcanzará para repartirlo entre un mayor número de personas, y por ello el objetivo de cada uno de los agentes económicos, debería estar enfocado en hacer crecer nuestro Producto Interno Bruto.

Pero ¿ese crecimiento podría garantizar una mejora en el nivel de vida de los mexicanos? Porque si regresamos al ejemplo del pastel, y suponemos que ahora es más grande, pero a la hora de repartirlo resulta que, solo uno de los convidados se lleva una rebanada enorme, dejando al resto una rebanada pequeñísima, cabría cuestionarse ¿cuáles son los beneficios de haberse esforzado si no se sienten mejoras?

En contraparte, imaginemos ahora que el tamaño del pastel no creciera pero que, derivado de ciertos mecanismos de control, el pastel se repartiera de tal manera que nadie pudiese llevarse una gran rebanada, y nadie se quedara con migajas. Seguramente, habría un mayor número de gente satisfecha.

El ejemplo anterior puede ser útil para clarificar que crecer y desarrollarse, a pesar de ser dos conceptos que van de la mano, no necesariamente están relacionados. Un mayor crecimiento de la economía, no garantiza una mejor redistribución de la riqueza, y por lo tanto no se refleja en un incremento en el desarrollo de los individuos; en contraparte, una disminución entre la brecha de ricos y pobres, sí puede incidir en el desarrollo en los niveles de bienestar de la población.

Todas estas consideraciones nos orillan a pensar que, cuando el presidente de la República declara que “vamos bien”, lo hace teniendo en mente que, como resultado de los apoyos sociales que cotidianamente entrega, el espacio entre ricos y pobres, se achica. El desdén que López Obrador manifiesta recurrentemente al enfrentar la dureza de las cifras que pronostican nubarrones en nuestras expectativas macroeconómicas, es el reflejo de su interpretación del binomio crecimiento-desarrollo. A nuestro presidente le queda claro que lo primordial es que, a nivel microeconómico, la gente cuente con los incentivos y los recursos suficientes para librarse del estancamiento económico personal.

Para López Obrador, lo más importante es el desarrollo, y para ello es indispensable, incluir a todos, ya que, de lo contrario, se estarían repitiendo los esquemas que él mismo ha combatido desde sus épocas de opositor y que en realidad, son las causas por las que ganó la presidencia.

La apuesta del presidente es colocar dinero en los bolsillos de la gente, lo que será la base para que se incremente el consumo, y a partir de eso, se generen efectos multiplicadores en la economía, lo que traerá como resultado el mentado crecimiento del PIB, o sea, una visión completamente inversa a la de los especialistas en temas de economía.

Lo nuestro es la #política en la #CDMX; si en verdad te late la grilla chilanga en las redes, visita nuestra página: https://elinfluyente.mx

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