Javier Ramírez
El jueves, en el inicio de las plenarias de la mayoría de Morena en la Cámara de Diputados, acudieron los secretarios de Gobernación, Olga Sánchez, y el de Relaciones Internacionales, Marcelo Ebrard, quienes delinearon su trabajo a lo largo de estos nueve meses en la administración federal.
Ebrard hizo un recorrido por las acciones que ha emprendido en su cargo, y entre ellas destacó, nuevamente, los acuerdos que se alcanzaron con los gobiernos de Guatemala, Honduras y El Salvador con el Plan de Desarrollo Integral (PND) que intenta atacar las causas de la expulsión de cientos de sus ciudadanos de sus territorios en busca de una mejor vida.
Recordó que según las proyecciones de la Cepal, quien contribuyó en gran medida a diseñar el PND a petición de México, se podrían generar con el programa de Sembrando Vida, unos 60 mil empleos en esos países en ocho meses.
El gobierno de México se comprometió desde mediados de año a invertir 30 millones de dólares provenientes del Fondo Yucatán.
Y en ese discurso, Ebrard comentó que si los Estados Unidos apoyaran decididamente este proyecto, podría crearse un millón de empleos para el llamado Triángulo del Norte de Centroamérica, pues la aportación en recursos económicos de esa nación sería equivalente al tamaño de su potencial económico y por tanto mayor.
Pero el canciller está creyendo que el programa de Sembrando Vida va a funcionar, y que la Unión Americana va a entrar a fortalecer su Plan de Desarrollo Integral.
Hasta el momento,y con la información disponible, no avizora que así vaya a ocurrir.
Sembrando Vida en México enfrenta un serio rezago en la entrega de insumos para que dueños de las tierras puedan sembrar tanto árboles frutales, como maderables.
No hay suficientes viveros, ni siquiera con los del Ejército Mexicano, para cubrir la demanda que significará llegar a la meta de plantar un millón de árboles en dos años.
No tiene los insumos indispensables para el cultivo de árboles, ni siquiera semillas, bolsas para el cultivo o nutrientes.
Y para el caso de Centroamérica, que ya están firmados los acuerdos de entendimiento entre Honduras y El Salvador, pero no con Guatemala, no se ha entregado ni un centavo de ese dinero.
Pero no sólo eso, sino que el programa Sembrando Vida, como cualquier proyecto de reforestación, debe estar empatado con la temporada de lluvias.
Es decir, toda acción encaminada a la siembra de árboles debe canalizarse entre abril-mayo, y julio-agosto, pues de otra forma no hay manera de que pueda tener éxito ninguna plantación.
Y en el caso de la participación del gobierno estadounidense en el PDI, es muy probable que el gobierno se quede esperando el apoyo, que dice, debería de hacer Estados Unidos.
Y no porque no les importe generar empleos en Centro América, sino porque no le ven visos de éxito a la estrategia del gobierno mexicano.
Altos funcionarios en la embajada de ese país comentan fuera de micrófonos y en privado, que no tienen ningún interés en apoyar el Plan de Desarrollo Integral para esos países por dos razones primordiales.
La primera es que está dejando fuera del proyecto a otras naciones como Nicaragua, que también es expulsor de migrantes, y que en general, el PDI debería de extenderse incluso hasta el norte de Colombia, así como se hizo con el sur de México.
Es decir, los estadounidenses quieren que el plan sea para toda la región, una posición muy similar, a la del Sistema de Integración Centroamericana, y cuya postura ya se la hicieron saber a Ebrard.
Y el otro aspecto que no entusiasma al gobierno de Estados Unidos, es el tema de la corrupción.
No están dispuestos a inyectar millones de dólares en Estados sumamente débiles ante la delincuencia y con precarios e ineficientes andamiajes jurídicos.
El fracaso que supondrá Sembrando Vida pasará en primera instancia por la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural, pero repercutirá en la cancillería.
Sin embargo, será el Presidente quien tendrá que hacerse responsable de un proyecto, que si bien no era mala idea, sí fue apresuradamente diseñado, peor instrumentado y sin posibilidades de reorientarlo porque no hay ni personal suficiente para documentar todas las fallas, ni está capacitado para hacerlo.
En el mejor de los casos, el Presidente López Obrador tendría que reconocer, o un retraso, o corregirlo en su diseño, aunque los probable es que tenga otros datos, y con base en ellos concluya que va requetebien.
