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La evasión como estrategia de la 4T

Las estrategias alternas al simple combate abierto a los grupos de criminales señalan que se deben crear condiciones de empleo, de bienestar, de educación a los habitantes de zonas con mayor presencia del crimen organizado para evitar que engrosen las filas de las bandas.

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Arturo Páramo

Tan desolador es el panorama de la inseguridad en el país que parece que los planes para combatirla remiten a los manuales académicos alejados de la realidad, a la inconsciencia sobre la dimensión del problema o a la franca estrategia de alargar la solución del problema, y lo peor de todo, a una ingenuidad pasmosa.

Este fin de semana el presidente visitó durante dos días Tamaulipas donde lejos de hacer un llamado enérgico que prendiera las alertas entre los grupos del crimen organizado, lanzó una desconcertante advertencia a los delincuentes que asolan regiones entras de la entidad.

“Hay que portarse bien”, “piensen en sus madres, en su madrecitas”, dijo López Obrador intentando conmover a los grupos de criminales que confrontan al Ejército, a la Marina, a la policía estatal, que orillan a los empresarios gasolineros vender combustible a las fuerzas del orden.

Tal vez tras reflexionar en la falta de vehemencia de su llamado, la tarde del domingo lanzó un “enérgico”: “al carajo la violencia, fuchi, guácala”.

Sería irresponsable señalar que el gobierno federal no realiza acciones en contra del crimen organizado, sin embargo, los muertos que quedan de saldo de los enfrentamientos entre las bandas del crimen organizado o en sus confrontaciones con las fuerzas armadas, además de los asesinatos dolosos que registran las fiscalías, señalan que la estrategia que se plantea, se revisa y se redefine cada mañana en el gabinete de seguridad no da los resultados que la población espera.

Las estrategias alternas al simple combate abierto a los grupos de criminales señalan que se deben crear condiciones de empleo, de bienestar, de educación a los habitantes de zonas con mayor presencia del crimen organizado para evitar que engrosen las filas de las bandas.

Esa estrategia, sin embargo, solo funciona a mediano o a largo plazos y no en la inmediatez que exige el momento.

Tampoco el despliegue de la Guardia Nacional ha mejorado la situación.

En su Informe de Gobierno, el presidente tardó menos de un minuto para abordar, desarrollar y concluir las estrategias de su gobierno en el tema de la inseguridad, sin embargo, en sus mítines de este fin de semana en Tamaulipas dedicó buena parte de sus discursos a esa problemática rematando con sus llamados “de chocolate”.

En Hidalgo, Tamaulipas, el presidente ingreso al pueblo el sábado flanqueado por los integrantes de una “Columna Cívica”, un eufemismo para referirse a un grupo de autodefensas, de gente armada con el propósito de defender a la población del embate de las bandas de delincuentes. A la salida del poblado, los integrantes de la Columna seguían ahí, montados a caballo flanqueando el camino. El gobernador de la entidad Francisco García Cabeza de Vaca se abstuvo de acudir al mitin en el hospital rural en Hidalgo argumentando al presidente que de haber acudido habría estado obligado a ejercitar órdenes de aprehensión contra miembros de la Columna Cívica. Los miembros de la autodefensa acudieron también el domingo a San Carlos. Ahí tampoco fue el gobernador.

Por donde se observe, el Estado de Derecho está trastocado, la impunidad es cercana al 100 por ciento y las estrategias que ha emprendido el gobierno federal harán que el clima de inseguridad se mantenga aún por años.

El presidente suele decir en cada mitin que la mayor parte de sus viajes los realiza por tierra para conocer las condiciones de los caminos. En un ejercicio sociológico básico, es precisamente por esos caminos que recorrió el presidente este fin de semana en Tamaulipas que se observan los estragos de años de actividad del crimen organizado: casas abandonadas, ranchos dejados de forma intempestiva a su suerte, naves industriales que se caen a pedazos, tierras sin labrar, ausencia de cosechas, carreteras sin tránsito, poblados desolados, pinturas descascaradas, ventanas rotas, una descorazonadora falta de actividad económica popular, familias apostadas en la puerta de sus viviendas exhibiendo su miseria.

Las señales son claras, la violencia es radical, sus efectos son abrumadores en Tamaulipas, en Guanajuato, en Michoacán, en la CDMX, en Veracruz, por ello tan desafortunadas las frases pronunciadas por el presidente.

Ante el cáncer de la violencia, la medicina propuesta es menos que una aspirina.

Lo nuestro es la #política en la #CDMX; si en verdad te late la grilla chilanga en las redes, visita nuestra página: https://elinfluyente.mx

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