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Capital Político

Urgen operadores para Sheinbaum

Su ausencia ha ocasionado que en las alcaldías las indicaciones de Sheinbaum no bajen

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Acompañada solamente por su club de cuates, Claudia Sheinbaum se desespera porque sus órdenes no son ejecutadas, y todo por la carencia de operadores políticos propios. Los pocos que tiene son prestados.

Al inicio de su administración comenzaron a operarle Arturo MedinaHéctor García y Carlos Augusto Morales, por ejemplo, pero ellos responden a otros intereses, excepto García, quien, si bien es de ella, lo ha tenido que clavar de lleno en la Central de Abasto.

La falta de operadores ha ocasionado que en las alcaldías se vayan por la libre, pues las indicaciones de Sheinbaum no bajan y cada alcalde hace lo que se le da su gana. Por ejemplo, cuando Sheinbaum anunció que, como ayuda ante
la pandemia, daría vales a la gente más necesitada para cambiarlos por víveres en las tiendas del gobierno federal, se generó un caos. Cada alcaldía inició cuando y como quiso, sin hacer caso a las indicaciones del centro, por la sencilla razón de que no hubo quién bajara la línea. Eso desesperó a la funcionaria, quien ya empieza a desconfiar hasta de su primera línea.

Por no sólo eso. Por ejemplo, en el parque Japón, ubicado en territorio de Layda Sansores, en Las Águilas, la Secretaría de Obras arrancó trabajos sin avisar a nadie y generó una fuerte reacción vecinal que le pegó a la alcaldía Álvaro Obregón.

Es una zona de riesgo y lo que faltó fue un poco de operación política. Nada más.

Pero al armar su gabinete Claudia dio prioridad al currículum académico y no a la experiencia y la confianza, y ya está viendo las consecuencias de haber integrado un club de cuates, absolutamente inoperantes.

Es obvio que cuando termine la pandemia y la CDXM vuelva a la nueva realidad, Sheinbaum necesitará de un verdadero equipo político, pues el poco que tiene no opera para ella y tendrá encima las elecciones intermedias, que serán una evaluación para su gobierno.

Los científicos han fracasado en las Secretarías que les confió, pues la mayoría son investigadores de escritorio y no le entienden a la función pública.

Ahí está el caso, por ejemplo, de la Secretaría de Desarrollo Urbano y Vivienda —a cargo de Ileana Villalobos—, cuyas malas decisiones paralizaron el desarrollo económico de la Ciudad de México.

Porque todo el mundo coincide en que el parón inmobiliario que presumió haber implementado en la capital, envuelta en la lucha contra la corrupción, ha hecho mucho daño a la ciudad y las denuncias de moches a cambio de autorizar proyectos no han desaparecido.

Pero si la mayoría de sus secretarios están de adorno, sus diputados no cantan mal las rancheras, por lo que semana a semana las ojeras de la jefa de Gobierno crecen.

centavitos… En medio de este desbarajuste administrativo, donde se empiezan a ver algunos resultados es en la entrega de apoyos a los micro y pequeños empresarios de la ciudad. Los números del gobierno indican que la Sedeco, de Fadlala Akabani —con el apoyo de Nafin— ha empezado a mover alrededor de ocho mil millones de pesos —que son muchos pesos—, en créditos de 10 mil pesos a microempresarios y de entre 50 mil y cinco millones a medianos empresarios. Pero también ha soltado lana a las 16 alcaldías para tianguistas, mercados sobre ruedas y bazares que han cerrado por el covid-19, sin olvidar a pollerías, tortillerías y otros changarros.

Periodista, especializado en política de la CDMX. Editor y columnista

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