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CDMX

Rosario, el calvario de El Peje

Ahora que parece estar claro que Rosario volvió a hacer de las suyas, es el propio Andrés Manuel quien sale en su defensa…

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Adrián Rueda

Luego de que Andrés Manuel López Obrador salió a calificar de circo los señalamientos que implican a Rosario Robles Berlanga en la triangulación de al menos 700 millones de pesos del erario a cuentas falsas, los morenos parece que entran en rebelión.

La semana pasada el periódico Reforma publicó que la titular de Sedatu sería la responsable de malversar cientos de millones de pesos del presupuesto público, a través de la utilización de empresas fantasma en varias ciudades.

Que personal de la secretaría a su cargo habría organizado una compleja red financiera para hacer retiros en efectivo y enviar el dinero a diversas direcciones de supuestas empresas, que en realidad no existen.

Mientras los militantes y dirigentes de Morena llamaron a quemar en leña verde a Robles Berlanga, el presidente electo dijo que no actuaría contra ella porque se trataba de una “chiva expiatoria” del sistema.

Los movimientos del dinero de la titular de la Sedatu recuerdan una acción similar cuando en el año 2000 fue acusada de hacer un “cochinito” de varios cientos de millones de pesos a través de una empresa de comunicación, que servirían para su futura campaña presidencial.

Lo mismo ocurrió durante su presidencia en el CEN del PRD, partido al que dejó en quiebra luego de crecer su deuda de unos 100 millones de pesos, hasta llevarla a más de 600 millones.

La nueva denuncia en Sedatu no toma en cuenta la llamada Estafa Maestra en la que la Secretaría de Desarrollo Social, entonces encabezada por Rosario, fue implicada también en el desvío millonario de recursos federales, a través de empresas falsas.

Parece que toda dependencia que toca Robles acaba desfalcada y, casualmente, a su lado siempre está Emilio Zebadúa como su Oficial Mayor. O sea, o Zebadúa tiene mala suerte o malas mañas, pero siempre sale con las cuentas alteradas.

En 2003 esas cuentas, aunadas a la disputa política por la candidatura presidencial del PRD de 2006, culminó en un feroz enfrentamientos entre Rosario y López Obrador, que alcanzó su máximo con la salida de los video escándalos que mancharon para siempre la administración pejista en el Gobierno del DF.

La pelea fue a muerte y entre las víctimas de esa trifulca se contaron a René Bejarano, Carlos Ahumada y Gustavo Ponce como presidiarios, por citar sólo a algunos.

Ahora que parece estar claro que Rosario volvió a hacer de las suyas, es el propio Andrés Manuel quien sale en su defensa, cuando todo Morena pide sangre e incluso sus coordinadores parlamentarios ya anunciaron que irán sobre ella.

En apariencia se trata de una rebelión a los designios de El Peje, pues tanto Ricardo Monreal en el Senado, como Mario Delgado en San Lázaro, ya dijeron que van a investigar a la secretaria y que incluso habrá una comisión especial para ello.

Por lo pronto ya la citaron, aunque no estaba programada, a que comparezca como parte de la glosa del último Informe Presidencial de Enrique Peña Nieto, y se espera que ahí le inicien, además del juicio mediático, una denuncia incluso penal.

En términos estrictamente legales, López Obrador no podría otorgarle el perdón a Rosario, por la sencilla razón de que no puede invadir la esfera de otros poderes, como en Legislativo y el Judicial, pero todo mundo sabe cómo se las gasta el tabasqueño.

Aunque por otro lado más de uno asegura que el circo lo está montando en realidad el propio Andrés Manuel, pues en público declara que no meterá a la cárcel a ningún famoso y que Robles es “una chiva expiatoria”, pero en corto dará luz verde a que vayan sobre ella.

Así no podrían acusarlo de ser vengativo, aunque es obvio que no respeta los poderes ni los respetará, y que necesita que la cabeza de Robles esté lista para cuando llegue el momento de ofrecer al pueblo un sacrificio.

El dirá: “yo no quería, Rosario, pero los poderes independientes y el pueblo te condenaron y ni modo”.

El hecho de que tanto Monreal como Delgado hayan salido en escuadrón el pasado lunes a decir que, con la pena pero ellos sí le abrirán proceso a Robles, sin importar lo que diga el presidente electo, deja claro que la acción de los morenos es concertada.

Porque nada se mueve en ese partido si no lo autoriza el mismísimo Andrés Manuel, quien no está acostumbrado a que lo contradigan, y mucho menos a que lo desobedezcan, así que la secretaria debería estar bien preocupada por lo que pueda pasar.

Nadie podría calificar de exagerado si a Rosario la empiezan a ver como la Elba Esther del próximo sexenio, pues más de uno apuesta a que acabará tras las rejas, con lo cual se consumaría una venganza largamente anhelada por varios personajes pejistas, empezando por el propio López Obrador.

Seguramente una acción de estas no les disgustaría nadita a personajes como René Bejarno o Marcelo Ebrard, por ejemplo, quienes tuvieron que trabajar horas extras para paliar el peor escándalo en la historia de la izquierda en México.

Porque es claro que, ante tantas evidencias, López Obrador no podría proteger a la funcionaria, a menos que quieran provocar la ira interna de su partido y la molestia de sus seguidores, y de quienes no lo son.

Una cosa es el perdón y otra muy distinta es la complicidad e impunidad, que fueron algunas de las causas por las que el electorado apoyó a Morena y castigó a los partidos en el gobierno.

Un desgaste de ese tamaño, sobre todo antes de asumir formalmente la Presidencia de la República, marcaría la administración pejista y exaltaría la decepción a la promesa de un cambio verdadero, que el tabasqueño mantuvo durante su campaña.

Y bastante ha dado de qué hablar Morena con las cochinadas tipo PRI, PAN o PRD que hizo al inicio de las legislaturas en las cámaras federales y en el Congreso de la CDMX, como para que le sumen una chicanada más con el tema de Robles.

No es que alguien se aferre a castigar a la funcionaria peñista, sino a que se le juzgue como a cualquier mortal y, si es culpables de desfalcar al pueblo, pues que se le castigue con la  dureza necesaria para ratificar que el nuevo gobierno viene decidido a combatir la corrupción.

¿Qué pasaría si las declaraciones las hiciera un priísta un panista en el Gobierno, como cuando Peña Nieto dijo: “no te preocupes, Rosario”?, pues que los morenos se levantarían y tomarían las calles del país, acusando de corrupto al Gobierno.

Si es cierto lo que se dice, que El Peje prometió impunidad a cambio de la Presidencia, el costo que pagará será muy alto, por mucho que Morena apueste a que los mexicanos carecen de memoria.

Lo nuestro es la #política en la #CDMX; si en verdad te late la grilla chilanga en las redes, visita nuestra página: https://elinfluyente.mx

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