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CDMX

La ‘maestrita’ ya se lo creyó

Delfina Gómez ya perdió el piso y cree que en verdad trae arrastre en el Edomex; olvida que quien está haciendo la campaña es El Peje, no ella.

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Por La Mafia en el Poder

La morena Delfina Gómez, candidata de Andrés Manuel López Obrador a gobernadora por el Estado de México ya se creyó el cuento ese de que en verdad la gente se ha impactado y está dispuesta a votar por “sus propuestas”.

Al parecer La Maestrita, como ella misma de autodenomina, ya perdió el piso y con ello la dimensión de la realidad, de que su verdadera misión es ser una moderna Juanita de El Peje para ser manipulada, en caso de ganar el entrante.

Si las encuestas la ubican en la pelea no es por su linda cara, sino porque en realidad quien está contendiendo contra los aspirantes de los otros partidos es el tabasqueño y no la texcocana.

Es hasta injusto que Josefina Vázquez Mota, Alfredo del Mazo y Juan Zepeda tengan como contrincante directo no a La Maestrita, sino a El Peje en persona, quien además de sus 10 años en campaña permanente se ha apropiado de todos los spots mexiquenses.

No es que ninguno de los tres esté haciendo uso de millonarios recursos públicos y poniendo en práctica mañas para ganar, pero no es lo mismo enfrentarse a un contrincante de su peso que a un candidato presidencial disfrazado.

El Peje está más que interesado en ganar esa contienda por una simple razón: la cantidad de votos que la entidad le podría aportar en 2018 para su campaña presidencial.

El Edomex es el estado que más votantes aporta, seguido por la Ciudad de México y después por Veracruz.

¿A alguien le suena lógico que el tabasqueño haya pactado con Javier Duarte una alianza para entrar a Veracruz y que esté personalmente en campaña en suelo mexiquense?

Porque la CDMX la tiene muy amarrada, y haciendo una simple operación aritmética, si consigue los votos de esas tres entidades, su sueño por llegar a Los Pinos tiene muchas posibilidades de hacerse realidad.

Esa es la importancia del Edomex.

El beso de Elba Esther

Luego de que se evidenció que Elba Esther Gordillo está detrás de la campaña de Morena en el Edomex para apoyar a Delfina, se comprueba por enésima vez que López Obrador es un simulador en su supuesta lucha contra la corrupción.

Si la maestra, presa en el Reclusorio Sur de la CDMX desde hace más de tres años, no hubiera tomado partido por  El Peje para fraguar de paso su venganza contra el PRI, pero especialmente con el Presidente Enrique Peña, su equipo no se hubiera hecho visible.

Tanto su yerno Fernando González como Rafael Ochoa, quien fuera su mano derecha al frente del SNTE, organizaron un acto de apoyo con maestros del sindicalismo oficial en favor de la candidatura de Delfina.

Eso no quiere decir que Andrés Manuel lo haya organizado, pero está claro que fue informado y aceptó la alianza con Gordillo, pues si él no lo hubiera autorizado, su delfina jamás se hubiera presentado con representantes de la maestra.

Y como después del evento El Peje tampoco ha condenado la intervención de Elba Esther en el asunto, queda claro que jamás va a volver a llamarla integrante de La Mafia en el Poder, y que ya olvidó que la maestra fue parte del “fraude electoral” que en 2006 le robó la Presidencia.

¿Otra redención en puerta?

La falla de las horas extras

En la última semana han habido al menos dos paros escandalosos de labores en dependencia del gobierno capitalino, y ambas por trabajadores indignados por la falta del pago de las cotizadísimas horas extra, que es donde en realidad le ganan.

El primer hecho de la semana pasada ocurrió en la Delegación Iztacalco, donde decenas de trabajadores sindicalizados no sólo pararon labores, sino que destrozaron inmobiliario oficial y estuvieron a punto de agredir a funcionarios.

Poco se supo de este hecho, porque en realidad no afectó a muchos.

Pero un par de días después hubo un breve paro de conductores del Metro por las mismas razones, y ahí sí la Línea 7 de ese sistema colectivo de transporte colapsó en unos cuantos minutos, lo que ocasionó la ira ciudadana.

Independientemente que el líder de los trabajadores del STC, Fernando Espino, esté presionando por favores políticos como es su costumbre, la realidad es que no les están pagando horas extras a los trabajadores.

Tanto en Iztacalco como en el Metro los burócratas se fueron contra sus patrones, cuando en realidad la dependencia encargada del pago de esas percepciones es la Oficialía Mayor de la CDXM, que es la que está metiendo en aprietos a los funcionarios públicos.

Si Miguel Ángel Mancera no le jala las orejas a alguien, el río se les podría desbordar.

*El Irreverente publica de lunes a viernes.

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